Sánchez se reserva el control de la negociación con la Generalitat

Calvo seguirá teniendo un papel preponderante en la relación con Cataluña, por encima de la nueva responsable del Ministerio de Política Territorial, Carolina Darias.

Pedro Sánchez charla con Quim Torra en presencia del vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en diciembre de 2018.
Pedro Sánchez charla con Quim Torra en presencia del vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en diciembre de 2018.
ALBERT GEA/Reuters

Pedro Sánchez mantendrá un control muy directo de las negociaciones que se entablen con la Generalitat en la mesa de diálogo acordada con Esquerra a cambio de que facilitara su investidura. El presidente del Gobierno ha elegido como nueva ministra de Política Territorial y Función Pública a la hasta ahora consejera canaria de Economía, Conocimiento y Empleo, Carolina Darias. En ella recaerán la tarea de seguir rebajando la conflictividad competencial entre el Estado y las comunidades autónomas y las conversaciones para abordar, seis años después de lo preceptivo, la reforma del sistema de financiación autonómico, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Pero la relación con Cataluña tendrá carril propio.

La previsión, según aseguran fuentes gubernamentales, es que la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, persona de la máxima confianza de Sánchez, siga siendo quien centralice el grueso de las acciones destinadas a apaciguar los ánimos con el Gobierno catalán. En la anterior legislatura ya ocurrió algo similar, a pesar de que el ministerio que ahora ocupará Darias estaba en manos de una de las dirigentes del PSC más próximas al jefe del Ejecutivo, Meritxell Batet, que tras las elecciones del 28 de abril pasó a presidir el Congreso de los Diputados (cargo en el que fue renovada el 3 de diciembre).

Calvo fue, a partir de diciembre de 2018, la responsable de traducir en hechos la Declaración de Pedralbes, en la que el Ejecutivo socialista ya reconoció "la existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña" y se comprometió a mantener un "diálogo efectivo" con el objetivo de articular una propuesta que cuente con respaldo mayoritario de la sociedad catalana, "en el marco de la seguridad jurídica". Todo saltó por los aires, sin embargo, cuando Esquerra decidió presentar una enmienda de totalidad a los Presupuestos en febrero, justo al mismo tiempo que el PSOE ardía por la aceptación de la figura del «relator», encargado de «facilitar» el trabajo de las partes en la mesa de diálogo.

Interlocución fluida

La número dos del Gobierno siempre ha asegurado que aun después de aquel episodio siguió manteniendo una interlocución muy fluida con el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès; no así con la que por aquella época fue también su otra contraparte, la consejera de Presidencia Elsa Artadi, ahora concejal en el Ayuntamiento de Barcelona. En Esquerra, sin embargo, mantienen cierta prevención e incluso falta de confianza hacia la dirigente socialista y esperan una implicación más personal del propio jefe del Ejecutivo, que ya recibió hace unas semanas a Aragonès en la Moncloa. "Con ella -dicen fuentes de la formación- no se avanza".

Que Sánchez tiene lo que en su entorno más próximo califican como "la acción de oro" para decidir hasta dónde se llega en la resolución de la crisis catalana es indudable y el perfil poco político de la nueva ministra de los asuntos territoriales no hace sino ratificarlo. En todo caso, el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, llamó hoy a los republicanos a rebajar sus expectativas. «Si alguien espera resultados muy transcendentes e importantísimos a muy corto plazo ,-advirtió en una entrevista a Europa Press- probablemente se equivocará».

Un afín en Justicia

En principio, la mesa de diálogo entre los gobiernos deberá reunirse por primera vez antes de que acabe el mes y quince días después de que el secretario general del PSOE haya conformado todo su Ejecutivo; algo que se producirá hoy, tras tres jornadas consecutivas de goteo informativo. Hoy se supo que el exdelegado del Gobierno en Madrid José Manuel Rodríguez Uribes será el nuevo ministro de Cultura, y a última hora de la tarde se confirmó el nombre del próximo titular de Justicia que, tal y como están las cosas, también resultará clave en la deriva del problema catalán. Se trata del que fuera secretario de Estado en la materia en el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el magistrado y en la actualidad diputado socialista Juan Carlos Campo.

Aunque Calvo advirtió el miércoles en TVE de que, si la Generalitat se salta la ley, se actuará en su contra, y el secretario de Organización del PSOE y futuro ministro de Transportes, José Luis Ábalos, remarcó ayer que "el acatamiento lo preside todo", Sánchez se ha comprometido a priorizar la vía política y a evitar en la medida de lo posible la judicial. El papel de la Abogacía del Estado, dependiente del departamento de Justicia, y del fiscal general, que a pesar de su independencia es nombrado por el Gobierno, oído el Consejo General del Poder Judicial, serán pues determinantes en la etapa que se abre.

Además de estar pendiente el desenlace del procedimiento abierto contra el presidente de la Generalitat, Quim Torra, por desobediencia, el 20 de enero el 'procés' volverá a la agenda con la causa contra, entre otros, el mayor de los Mossos d'Esquadra, José Luis Trapero.

El martes, primeras explicaciones

El presidente del Gobierno reunirá el martes a su nuevo Consejo de Ministros y, a continuación, celebrará su primera rueda de prensa en algo más de un mes (la última vez que admitió preguntas de la prensa fue en una comparecencia en Bruselas tras una cumbre europea). Hoy, una vez se ponga en contacto con el Rey para informarle formalmenet de sus nombramientos, se limitará a leer una declaración institucional en la Moncloa. 

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