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Una investigación del CITA y Unizar recomienda márgenes anchos en los campos y no eliminar su flora

En un artículo publicado por investigadores del CITA y de la Universidad de Zaragoza se exponen los beneficios de esta flora al atraer a insectos que pueden favorecer el control biológico de plagas.

Imagen de archivo de un campo quemado, en plena época de recogida de la cosecha.
Heraldo.es

Un trabajo en el que han participado investigadores de la Unidad de Sanidad Vegetal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y de la Universidad de Zaragoza ha comprobado los beneficios de los márgenes amplios y en pendientes junto a los cultivos así como de la flora que albergan.

Con el título 'La clasificación de los márgenes de cultivo en sistemas de cultivo mediterráneos permite predecir la abundancia de malas hierbas en los márgenes y en el cultivo adyacente' (The structural classification of field boundaries in Mediterranean arable cropping systems allows the prediction of weed abundances in the boundary and in the adjacent crop), la investigación ha sido publicada por la revista Weed Research.

En el trabajo, del que da cuenta este martes el Gobierno de Aragón, han participado también investigadores de la Universidad de Lérida y del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC (Córdoba).

En el artículo se exponen los resultados de la flora presente en los márgenes de cultivo comparado con la flora dentro de los campos.

Después de muestrear más de 230 campos en tres regiones españolas, los autores han encontrado que márgenes anchos (más de tres metros) y con cierta pendiente albergan especies que no suelen encontrarse dentro de los campos, mientras que en márgenes estrechos (menores de tres metros) y llanos albergan las mismas especies que se hallan dentro de los campos, las denominadas malas hierbas o flora arvense.

Un hecho que la investigación relaciona con que los márgenes estrechos y planos reciben las mismas perturbaciones (o alteraciones) que un campo de cultivo como la llegada de restos de herbicidas y de fertilizantes (deriva), laboreo ocasional, etcétera, que propicia que crezcan las mismas especies que dentro de los campos, lo cual "no es deseable al poder convertirse así los márgenes en un reservorio de malas hierbas".

En cambio, deducen que si a los márgenes no les llegan estas perturbaciones la flora que se establece es diferente, formada preferentemente por especies perennes que no suponen un problema para los cultivos más próximos.

Los resultados permiten concluir que resulta recomendable potenciar el establecimiento y mantenimiento de márgenes de más de tres metros de anchura y en pendiente, en los que se pueda establecer flora no arvense (como tomillo, lastones o sisallos, entre otros) que no suponen normalmente ningún riesgo para los campos adyacentes.

Esto implica que no es necesario eliminar la flora de estos márgenes, ya que no suponen ninguna amenaza para los intereses de los agricultores.

Otros estudios también demuestran que esta flora puede ser beneficiosa al atraer a insectos que pueden favorecer el control biológico de plagas mientras que los márgenes estrechos y llanos son frecuentemente el hábitat de especies arvenses, por lo que es recomendable evitar que reciban perturbaciones para facilitar de esta manera el establecimiento de flora distinta a la presente en el interior de los campos.