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Víctimas de ETA y de los GAL dialogan para mitigar su dolor

En el encuentro también han estado presentes entre el público víctimas de los recientes atentados de Las Ramblas, de otros de los Grapo y de grupos de extrema derecha, todas ellas con penas parecidas en el fondo del alma.

Atentado de ETA en la casa cuartel de la avenida de Cataluña en el que murieron once personas el 11 de diciembre de 1987.
Heraldo

"Estos encuentros fáciles no son. A mí me dejan agotada", resopla Rosa Lluch, hija del exministro asesinado por ETA Ernest Lluch, a dos sillas de distancia de Axun Lasa, hermana de Joxean Lasa, torturado y luego enterrado en cal viva por los GAL, que a su turno apunta: "A mí me ha llegado muy dentro del alma. Me da fuerzas para seguir porque es el único camino".

El Colegio de Periodistas de Barcelona ha acogido este martes un encuentro entre víctimas del terrorismo de ETA y de dos violencias de Estado distintas: los asesinatos de los grupos parapoliciales de los GAL y la represión de la conocida como "matanza del 3 de marzo", que dejó cinco muertos y un centenar largo de heridos durante el transcurso de una huelga general en Vitoria en 1976.

A la derecha del moderador se encuentran Roberto Manrique, que sobrevivió al atentado de ETA en el Hipercor de Barcelona en 1987, y Axun Lasa; a la izquierda, Rosa Lluch y Andoni Txasko, golpeado por la policía ese 3 de marzo hasta el punto de perder casi de forma total la visión.

El Institut Català Internacional per la Pau (ICIP) ha organizado junto al Foro Social Permanente de Euskadi este "diálogo público" entre "víctimas de ETA y de los GAL", el primero que se celebra en Cataluña siguiendo iniciativas similares llevadas a cabo en Euskadi.

El debate de esta tarde ha sido el colofón a dos días de agenda apretada: una reunión en el Parlament junto a representantes de todas las fuerzas excepto Cs y el PPC, que declinaron participar, y dos almuerzos -"muy buenos", apuntan los comensales- que sirvieron para romper el hielo entre estas víctimas de índole diversa.

Manrique, en la mesa redonda, reivindica que "las víctimas de otras actividades delictivas que han hecho tanto daño merecen los mismos derechos" que quienes sufrieron el terrorismo de ETA.

Unas palabras que agradece Txasco, que señala que "ha sido liberador poder compartir" experiencias, escuchar y ser escuchado, y asegura que "todas las vulneraciones de derechos humanos deben ser reconocidas por igual": "Si así hubiera sido, la empatía y el acercamiento entre las víctimas habría sido mucho mayor".

Concuerda Lasa, que con un nudo permanente en la garganta llama a "salir del entorno cómodo en el que nosotros tenemos siempre toda la verdad" y a compartir experiencias y dolor porque "a veces tienes que hacer cosas que te resultan difíciles" pero que resultan necesarias, remata Lluch.

Además de los cuatro protagonistas, entre el público escuchan atentas víctimas de los recientes atentados de Las Ramblas, de otros de los Grapo y de grupos de extrema derecha, todas ellas con penas parecidas en el fondo del alma.

"La sintonía y la empatía entre víctimas es necesaria. El dolor y el sufrimiento es igual para todas las víctimas", resume Txasko, que además apunta hacia las diversas instituciones del Estado y reivindica: "A igual vulneración, igual trato y reparación".

Acaba la mesa redonda. Emoción, dolor -aunque "mitigado"- y cansancio: tres en uno para estas víctimas de sufrimientos similares procedentes de orígenes distintos, más cercanas hoy las unas de las otras tras mirarse a los ojos y escucharse.