televisión
La rara enfermedad de Jordi Évole que aparece cuando se ríe a carcajadas
El periodista, que anunció que ya no seguirá al frente de 'Salvados', padece cataplexia, una enfermedad que causa el debilitamiento repentino de los músculos.
Jordi Évole, el hasta ahora presentador de 'Salvados', anunció la noche de este jueves que dejará de estar al frente del programa en el que ha trabajado los últimos 11 años. Este bombazo para nada esperado -aunque anticipado por él mismo a través de Twitter- lo soltó durante una entrevista con Pablo Motos en 'El Hormiguero', en la que también tuvo tiempo para tratar temas más personales y variados, como su opinión de las recientes elecciones generales, su experiencia entrevistando al Papa o la rara enfermedad que padece: la cataplexia.
Esta enfermedad, que suele ser un síntoma de la narcolepsia, también conocida la enfermedad del sueño, provoca, como explico el periodista, la relajación y debilitación de los músculos normalmente a consecuencia de emociones intensas. Évole contó que a él le suele ocurrir cuando se ríe a carcajadas con sus amigos: sus músculos se debilitan y termina por caer, inmóvil, al suelo. No obstante, esta enfermedad no tiene nada que ver con su decisión de abandonar 'Salvados', sino que el presentador está preparando otro proyecto de la mano de Atresmedia y su propia firma, 'Producciones El Barrio', que también se emitirá en el prime time de La Sexta. 'Salvados' seguirá en antena pero con otro rostro, por ahora desconocido, al frente.
El periodista catalán aseguró en 'El Hormiguero', no obstante, que nunca podrá hacer un programa de tanta envergadura como 'Salvados', por el que circularon personajes tan influyentes o mediáticos como Julian Assange, Nicolás Maduro, Arnaldo Otegui o, más recientemente, el mismísimo Papa. Así pues, Évole indicó que tras una entrevista de tal envergadura ha "cerrado un círculo", pero que 'Salvados' sera siempre "el programa de mi vida". Una de sus emisiones más polémicas y recordadas fue el falso documental en el que varias figuras políticas admitían que el 23-F había sido un montaje, y que mantuvo durante buena parte del mismo engañados a millones de espectadores.
