Los mineros aguardan su turno en Totalán

"Lo mismo se tarda 24 horas; si está duro para la máquina, imagínate para el brazo", dicen los especialistas.

Tres de los miembros de la Brigada de Salvamento Minero en Totalán
Los mineros aguardan su turno en Totalán
Reuters

Frente al hotel donde se alojan, ondea en un balcón la bandera del Principado de Asturias. Al otro lado de la calle, en la recepción, aguardan concentrados, como un equipo de rugby a punto de salir al campo, los ocho integrantes de la Brigada de Salvamento Minero que intentarán rescatar al pequeño Julen, atrapado en un pozo desde el 13 de enero en la sierra de Totalán.

Dicen en el operativo que están impacientes, con un punto de nerviosismo -aunque poco se les nota- ante un rescate que, pese a que entra dentro de su rutina, se va a desarrollar en unas circunstancias y en un entorno completamente desconocido: un pozo a más de 70 metros de profundidad, donde tendrán que excavar una galería en mina (horizontal) para conectarlo al del menor y así llegar hasta él.

El carácter de los mineros ha calado entre los integrantes del operativo. Son gente llana, espartana, que utiliza las palabras necesarias, ni una más ni una menos, pero que habla claro. Todos siguen a su líder, el ingeniero de minas Sergio Tuñón, pero el concepto de equipo impera por encima de todo, porque en la brigada, aunque las directrices las dé uno, se la juegan todos. Así que cada decisión se toma de forma consensuada.

No quieren hacer declaraciones y despachan, siempre de forma respetuosa, a cualquier periodista que se le acerque. Uno de los mineros, más por educación que por otra cosa, intercambia un par de frases con los periodistas, que le preguntan, como tantas veces estos días, por los plazos: "Lo mismo se tarda 24 horas, no se sabe; si está duro para la máquina, imagínate para el brazo". Es la única respuesta, el resto son monosílabos, con los que zanja la breve conversación.

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