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Así fue un rescate similar vivido en Albacete

Bomberos que participaron en el rescate de un hombre en Albacete en el año 2015 relatan cómo se desarrolló aquel operativo.

Dispositivo en la Sierra de Totalán para rescatar a Julen
Efe

El rescate de Julen, un niño de dos años y medio que, según su familia, se precipitó por un pozo de 107 metros de profundidad y tan solo 25 centímetros de diámetro en la Sierra de Totalán, tiene movilizado a un centenar de efectivos, que trabajan a destajo para hallar al menor. Sin embargo, el operativo va mucho más allá, ya que muchas empresas particulares y efectivos de cuerpos de emergencias se han ofrecido a colaborar en la intervención.

Los bomberos de Albacete son unos de ellos. De hecho, según ha podido saber este periódico, coordinadores del rescate de Julen se pusieron en contacto con ellos para asesorarse sobre las diferentes fórmulas posibles con las que trabajar para conseguir hallar al pequeño. En su caso, las alarmas saltaron a mediados del año 2015, cuando una llamada activó a los servicios de emergencias informando de que un hombre mayor había caído en un pozo próximo al casco urbano de Albacete.

Agustín Fernández, suboficial del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Albacete que participó en la intervención, explica que se trataba de un pozo de sondeo, igual que en el caso de Julen. "La diferencia es que estaba encamisado, es decir, que tenía recubiertas las paredes de acero y este no", precisa.

Tenía una anchura de 40 centímetros de diámetro, pero, a medida que el pozo avanzaba, se estrechaba unos cinco centímetros por cada 30 metros de longitud. Fernández indica que les aseguraron que el hombre estaba dentro, porque un pastor había intentado sacarlo, y que en ese momento el anciano "se fue para abajo" y ya no respondía. Insiste en que lo primero que se hizo fue intentar tener contacto visual con el hombre, que estaba atrapado a unos 60 metros de profundidad. Atadas con cuerdas, descendieron cámaras térmicas y hasta una GoPro pero no consiguieron ver al anciano. Al final tomaron imágenes con una cámara de fibra óptica cedida por una empresa de limpieza.

A los 60 metros vieron que había un tapón. En el caso de Julen los efectivos de rescate se han encontrado con uno de tierra a 70 metros de profundidad y, al cierre de esta edición, trabajaban paran sobrepasarlo. En el caso de los bomberos de Albacete, el tapón estaba formado por trozos de plástico, pero sobre todo maleza, que el anciano habría arrastrado al caer en el pozo. Comenzaron las tareas para quitar la obstrucción. "Usamos cinta adhesiva y agua a presión para retirar el tapón, avanzando muy poco a poco, hasta que logramos ver una mano del hombre", apunta el bombero.

Tras ello, descendieron un lazo. Era de de los que se usan para capturar animales, pero los bomberos lo manipularon e idearon un nuevo mecanismo para poder utilizarlo en este caso. De hecho, Fernández explica que fueron improvisando diferentes artilugios para conseguir alcanzar al hombre. Tras muchos intentos, lograron enlazar la mano del anciano. Una vez que la cogieron y, tras confirmarles especialistas del instituto anatómico forense de que el brazo resistiría el peso de todo el cuerpo sin desprenderse, también atraparon el codo del varón y comenzaron a tirar para extraerle.

Las tareas se complicaron aún más debido a que el hombre pesaba más de cien kilos. Con la autoescuela puesta encima del pozo y un sistema de poleas para multiplicar la fuerza, los bomberos lograron culminar el rescate tras 16 intensas horas de trabajo. En esta ocasión, el final fue trágico, ya que el anciano había fallecido: "Prácticamente nos dijeron que murió en la caída o al quedar atrapado, porque tenía el pecho obstruido y no podía respirar".

En cuanto al caso del pequeño Julen, el bombero insiste en que es imposible conocer la situación del niño hasta que no se tenga contacto con la zona en la que se encuentra. Explica que las alternativas son muchas en función de diversas variables. "Si el pozo tiene cien metros de largo y el tapón está a unos 70, Julen podría contar con un espacio de 30 metros con una bolsa de aire en la que respirar", señala Fernández. Pero este recurso es limitado, por lo que afirma que cada segundo que pasa es crucial para el rescate. Ese tiempo pasa "muy rápido" para los efectivos de rescate. "Cuando estás ahí trabajando siempre estás pensando en soluciones o alternativas, y tu cabeza no da para más. Estás implicado al máximo, ajeno al ruido exterior y solo tienes en mente como llegar hasta la persona para sacarla con vida", dice.

Agustín representa a los efectivos de Albacete, pero lo cierto es que numerosos bomberos de toda la geografía española especializados en este tipo de rescate se han ofrecido a colaborar en las tareas para hallar al pequeño Julen, como unos bomberos de Córdoba, que se presentaron en el puesto de mando.