Nacional

Cuarenta años y muchos más

Aragón cierra filas con los valores de la Constitución en su cuarenta aniversario.

Acto de la Constitución celebrado este miércoles en Zaragoza.
Oliver Duch

España ha tenido nueve Constituciones, si se cuenta la de Bayona de 1808. La vigente, la que hoy cumple cuarenta años de vida, es sin duda la mejor y la que ha proporcionado al país una de sus épocas más fructíferas. Podría actualizarse, pero no es aceptable el simplismo de considerarla exclusiva de la generación de la Transición.

La ley fundamental de 1978 se situó, gracias al consenso político, por encima de las sombras de la dictadura y alumbró un proyecto de país unido por los valores que recoge su primer artículo, un Estado social y democrático de derecho basado en la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo. Ha servido con gran utilidad de marco legal a un país cuyo desarrollo económico y social ha sido extraordinario en cuatro décadas. Hoy necesita una puesta al día para adaptarse a las novedades del siglo XXI. Pero no se trata, como propugnan algunos, de revivir esa vieja tendencia de derribarlo todo cada cierto periodo de tiempo con una voluntad autodestructiva que nos ha causado grandes daños en el pasado. No hay que perder la perspectiva. Populistas y ultranacionalistas proclaman de forma insensata que la Carta Magna es el origen de todos los problemas de representación y organización política que sufre el país. Nada más lejos de la verdad. Al contrario, contamos con un envidiable entramado democrático que simplemente necesita ser cuidado y actualizado para mejorarlo y así prolongarlo.

Ahora bien, de la misma manera que el texto de 1978 no es el culpable de todos los males políticos que nos aquejan, tampoco su reforma será la solución de todos ellos. Es la clase política la que debe preguntarse acerca de las razones de tanto cuestionamiento hacia una ley fundamental que solo necesita unos cuantos retoques: definir la organización territorial, fijar las competencias de las autonomías, reformar el Senado, la sucesión de la Corona y poco más. Esta Constitución sigue siendo esencial para España.