Nacional

El Rey y la Fiesta Nacional

La Corona, símbolo de la unidad de los españoles, fue ayer el centro de gravedad en la celebración de la Fiesta Nacional.

El Rey saluda a la bandera durante el desfile; a su derecha, la princesa Leonor.
Juanjo Martín / Efe

La Corona, símbolo de la unidad de los españoles, fue ayer el centro de gravedad en la celebración de la Fiesta Nacional. Haciendo frente a los ataques irresponsables que los secesionistas lanzan contra las instituciones constitucionales, el Rey quiso subrayar la continuidad de la monarquía. Y por la tarde, siguiendo con su función representativa, viajó junto a la Reina a Mallorca para mostrar la solidaridad y la cercanía de toda España con los afectados por las inundaciones

El desfile militar y la recepción en el Palacio Real dieron solemnidad a la celebración de la Fiesta Nacional de España. Pero ayer, además, la princesa Leonor, futura Reina constitucional, ocupó por primera vez un lugar preferente, a la derecha de su padre. El Rey subrayaba así la continuidad de la Corona, que representa la unidad de la nación y del Estado de derecho, que es garantía de convivencia y de progreso. Un gesto que toma mayor valor pocos días después de que los secesionistas insistiesen de nuevo -con el insensato y lamentable concurso de la rama catalana de un partido de ámbito nacional como Podemos- en servirse de las instituciones autonómicas para atacar el orden constitucional, mediante una resolución del ‘Parlament’ absolutamente inaceptable.

La posterior presencia de los Reyes entre los afectados por las graves inundaciones de Sant Llorenç, en Mallorca, subraya ese papel representativo y a la vez humano de la Corona, que hace perceptible la solidaridad y el cariño de todos los españoles en el escenario de una tragedia. En la celebración de ayer resultaron llamativos los abucheos de una parte del público a Pedro Sánchez, así como el fiasco protocolario del presidente. En cualquier caso, la Fiesta Nacional no es un mero ceremonial; como los demás símbolos del Estado, expresa la cohesión de una sociedad política que, articulada por instituciones democráticas, ha de encauzar su diversidad mediante la colaboración y la convivencia para construir un futuro mejor.