El Gobierno no irá a la toma de posesión de Torra porque el modelo degrada "la dignidad de la institución"

La fórmula que utilice Torra y sus consejeros será clave para ver si se pone fin a la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Quim Torra
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El Gobierno no asistirá a la toma de posesión de Quim Torra como presidente de la Generalitat por entender que desde la Generalitat se le ha intentado "imponer el nivel de la delegación gubernamental", algo que no se ha aceptado. Además, el Ejecutivo considera que el modelo de acto organizado por la Generalitat "degrada la propia dignidad de la institución", según han informado fuentes de Moncloa.

Torra tomará posesión como 131 presidente de la Generalitat en un acto "sobrio", con pocos invitados y de esencia administrativa en el Palau de la Generalitat como pretende el propio Torra. Por primera vez no se llevará a cabo en el Saló Sant Jordi ni habrá los tradicionales invitados --en la de Carles Puigdemont hubo unos 400--.

El Ejecutivo de Mariano Rajoy no ha desvelado hasta el último momento si acudirá o no a esa toma de posesión. Finalmente, apenas veinte minutos antes del inicio del acto, fuentes de Moncloa han avanzado que ningún miembro del Gobierno viajaría a Barcelona para estar presente en ese acto.

Según alega el Gobierno, desde la Generalitat se le ha intentado "imponer el nivel de la delegación gubernamental, cosa que no se ha aceptado". Además, el Ejecutivo considera que el modelo de acto organizado por la Generalitat "degrada la propia dignidad de la institución", han añadido las mismas fuentes.

Está por ver qué fórmula elegirá Quim Torra para asumir su cargo, teniendo en cuenta que el Gobierno de la nación exigirá que lo haga acatando la Constitución y el Estatut.

Hasta el Govern de Carles Puigdemont, la toma de posesión del presidente había seguido el mismo esquema: el presidente del Parlament preguntaba al investido si prometía 'cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat de Cataluña con fidelidad al Rey, a la Constitución, al Estatut de Autonomía y a las instituciones nacionales de Cataluña".

Pero en la toma de posesión de Puigdemont, la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell, cambió la fórmula elegida y preguntó al expresidente si prometía "cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament", sin alusión alguna al Estatut, la Constitución y el Rey.

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