Nacional

Alsasua

Manifestación en el centro de Pamplona por los agredidos en Alsasua.
Efe

Antes los mataban con un tiro en la nuca cuando salían o entraban de la casa cuartel. Ahora los apalean unos tipos que han merecido el respaldo del Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona en una de las manifestaciones más nauseabundas de los últimos años. Dicen que solo son unos buenos muchachos que tuvieron un altercado, una cosa de mucho alcohol y poca importancia, un asunto como cualquier otro de la noche. Lo que subyace en el juicio en la Audiencia Nacional a los matones de Alsasua es el mismo odio terrorista, el mismo que desangró a España durante décadas, el mismo que convierte a los matones en ‘gudaris’ y a los guardias civiles en ‘txakurras’, en perros a los que se puede apalear de madrugada porque son unos malditos españoles. La historia de estos y otros batasunos de mucho puño y escasas ideas está ya escrita desde hace demasiado tiempo para la desgracia de la sociedad vasca, navarra y del resto de España. Nunca nadie hizo tanto daño a un país en nombre de la nada. Y aún hay quien, como ZEC en Zaragoza, quiso aprobar una moción impresentable en contra de la presencia de la Guardia Civil en Alsasua.