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Funeral por otra oportunidad perdida

La de este jueves fue una jornada de vértigo en el Senado, llena de incertidumbre y de cambios de última hora.

Funeral por otra oportunidad perdida
Efe

El Senado tiene mala prensa. Carga con la etiqueta de ser una Cámara con debates solemnes y algo alejados de la actualidad, pero esta semana está viviendo sus correspondientes cinco minutos de fama.

Aunque son mucho más que cinco minutos, son horas interminables de debate sobre un artículo ya mítico, el 155 de la Constitución.

Esta ha sido una jornada de vértigo en el Senado, llena de incertidumbre y de cambios de última hora. La Comisión que debate la aplicación del 155 se desarrolló en medio de un despliegue mediático casi sin precedentes en la Cámara Baja.

Los pasillos han estado llenos de mesas con periodistas tecleando y los suelos cubiertos con redes de cables. Hasta ha sido necesario retirar uno de las ornamentos colgantes para dejar espacio a todo este despliegue.

Eso en el exterior; en el interior de la reunión había un ambiente como de funeral, una suerte de tristeza y hartazgo que solo acompaña a las pérdidas dolorosas. La de una nueva ocasión perdida.

Nada más empezar la comisión, los 27 senadores que la integran, junto con otros muchos que acudieron como invitados a esta especie de ensayo general del pleno extraordinario de este viernes, seguían en sus móviles las noticias que llegaban desde el exterior. Sobre todo el discurso, reiteradamente aplazado, del president catalán, Carles Puigdemont.

La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, máxima representante del Gobierno en este encuentro, se encontraba arropada de cerca por el ministro de Justicia, Rafael Catalá, sentada en primera fila junto al resto de ministros que acudieron, un total de siete.

Pero ni todo este calor humano de una sala inicialmente repleta consiguió caldear el ambiente. La vicepresidenta, que ya acudió con una ligera afonía, acabó por retirarse antes del final de la sesión y disculpó su ausencia por no encontrarse bien.

Antes ya protagonizó una anécdota digna de uno de los grandes defensores de la Cámara Alta, Manuel Fraga, a quien en sus tiempos de presidente de la Xunta de Galicia los periodistas llegaron a seguir hasta el baño pensando que formaba parte del recorrido de la comitiva oficial.

Este jueves en el Senado nadie creía que Sáenz de Santamaría iba a realizar un recorrido oficial cuando salió al pasillo en un momento de la comisión, pero igualmente los periodistas la siguieron prácticamente hasta el baño y esperaron a su salida en busca de unas declaraciones que no se produjeron.

Y es que la vicepresidenta ya casi no tenía voz debido a su afonía y por ésta, y otras razones, declinó hablar.

No había mucho más que añadir. A falta de otra nueva oportunidad histórica para que se solucione el conflicto catalán, dejemos que la de este jueves descanse en paz. Este viernes será otro día.