El fuego arrasó 577 héctareas en los dos primeros meses de 2016

Estas bajas cifras se producen tras el récord de fuegos registrados a final de 2015.

Incendio de 2015 en las Cinco Villas.
Incendio de 2015 en las Cinco Villas.

El fuego ha arrasado 557,77 hectáreas de superficie durante los dos primeros meses de 2016, que de momento es el mejor año del decenio, con una cifra que es un 34,07% menos que entre el 1 de enero y el 29 de febrero de 2015, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.


Así, este año han ardido un 93,31% menos hectáreas que en la media del decenio para este periodo (8.338,69 hectáreas). Destaca en este ejercicio el bajo número de hectáreas de pastos y dehesas que se han quemado, 56,39 hectáreas, frente a las 244,95 del año pasado o las 1.333,80 de la media del decenio.


En total, estos dos meses se han producido un total de 347 siniestros, de los que 268 son conatos, de menos de una hectárea y 79 fueron incendios de más de 1 hectárea de superficie. Esto significa, que el 77% de los fuegos se apagaron antes de que se sobrepasara la hectárea afectada.


Por tipo de vegetación, el 10,12% de las hectáreas (56,39 hectáreas) eran de pastos y dehesas; el 13% de superficie arbolada, y el resto, 429 hectáreas de matorral y monte abierto (77,01%). En total, estos fuegos han afectado al 0,002% de la superficie nacional.


En cuanto a la distribución geográfica de estos fuegos, el 53,31% de los fuegos se produjo en el Mediterráneo; el 27,09% en las comunidades interiores; el 15,27% en el noroeste y el 4,32%, en Canarias.


Los datos reflejan también que el 47,07% de la superficie que quemó en el Mediterráneo; el 47,03% en el Noroeste; el 5,79% en las comunidades interiores y el 0,11%, en Canarias.


En total, el 44,97% de la superficie se quemó en el Mediterráneo; el 31,59% en el Noroeste; el 23,41% en las comunidades interiores y el 0,03% en Canarias.

Datos "sorprendentemente buenos"

En este contexto, el secretario del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales, Raúl de la Calle, ha celebrado los datos "sorprendentemente buenos" de esta primera fase de 2016 aunque no se atreve a justificarlos en una causa concreta.


A su juicio, es cierto que hubo muchos incendios en la cornisa cantábrica durante los meses de noviembre y diciembre, fuera de la época habitual que, precisamente es en febrero y marzo, motivados en muchas ocasiones en la quema de rastrojos.


"No sé si ahora no hay incendios en esa zona porque ya se ha quemado, no se puede saber el por qué, aunque lo ideal sería que tampoco los hubiera en diciembre", ha comentado.


De la Calle ha explicado que lo que realmente afecta para que el año pueda ser "malo" en cuanto a incendios es que el invierno sea caluroso y seco, porque entonces, cuando lleguen las temperaturas altas de verano, la masa forestal estará "muy seca" y con una combustibilidad "muy alta" porque el grado de contenido hídrico es menor.


También ha advertido de que es "muy importante" lo que ocurra durante la primavera con las precipitaciones. "Lo conveniente es que las lluvias de la primavera se alarguen lo más posible, hasta el final, lo cual contribuiría a que las plantas y montes tengan un contenido hídrico mayor y su combustibilidad disminuya", ha precisado.


Por último, ha subrayado que otro factor "muy importante" es el estado en que se encuentra el monte y ha advertido de que si éste no se gestiona adecuadamente puede haber problemas. "Desgraciadamente nuestros montes están abandonados", ha lamentado.


Por ello, ha reclamado más atención e inversión en el monte con el objetivo de mejorar las cifras de incendios y porque además aumentarían las externalidades que los montes proporcionan a la sociedad. "Los montes cumplen todos los pilares del desarrollo sostenible", ha apostillado.

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