La "emoción del recuerdo" de los años vividos en la Academia General Militar

Tanto el monarca como el Príncipe Felipe han mantenido una estrecha relación con Zaragoza.

Don Juan Carlos y Doña Sofía, en la entrega de despachos en el año 2009
La «emoción del recuerdo» de los años vividos en la Academia General Militar





Uno de los vínculos más notables del actual rey de España, Juan Carlos I, con Aragón tiene que ver con una institución impulsada por su bisabuelo, Alfonso XII: la Academia General Militar. Aunque la primera localización de este centro fue Toledo, en 1927, durante el reinado de Alfonso XIII, se estableció su sede en la ciudad de Zaragoza, en las cercanías del campo de maniobras de San Gregorio, donde continúa formando aún hoy a la élite militar española.


La Academia General Militar fue precisamente el último destino de los viajes de Alfonso XIII a Aragón, en 1930. Estuvo en Zaragoza en junio de aquel año para presidir la jura de bandera y la entrega de despachos a la primera promoción de oficiales.


Una ceremonia que Don Juan Carlos no solo protagonizaría años más tarde, pues recibió su formación allí como caballero cadete entre 1955 y 1957, sino que también presidiría posteriormente, en no pocas ocasiones, ya como soberano y jefe del Ejército español. Como subraya el investigador José Antonio Hernández Latas, aquella estancia prolongada en la capital aragonesa «le permitió conocer de primera mano, sin encorsetamientos ni protocolos, la realidad y el carácter de aquella Zaragoza y sus gentes».


Una etapa que dejó su huella en el monarca, como reflejaban sus palabras -siendo todavía príncipe- en el saludo anterior al pregón de las fiestas del Pilar de 1970: "Vuelvo a la inmortal Zaragoza con la emoción del recuerdo de los años que viví entre vosotros en la Academia General Militar. Como entonces, mi primera visita ha sido para postrarme a los pies de la Virgen del Pilar, la que más altares tiene, pues además de llevarla todos los pechos de los aragoneses, lo hacemos tantos millones de españoles que la sentimos y la adoramos... Vuelvo a Zaragoza notando sobre mí la responsabilidad, que consciente y voluntariamente acepté, de ser sucesor a título de Rey en la Jefatura del Estado. ¡Zaragozanos! Mi familia y yo estamos muy contentos de encontrarnos entre vosotros".


En la memoria de don Juan Carlos quedaron "de manera especial La Espiga de la calle de Zurita, La Nicanora y los cacahuetes de Casa Félix", confesaba él mismo. Y muchos años más tarde, cuando regresó para celebrar el 50 aniversario de la jura de bandera de la XIV promoción -la suya- evocó con cariño que «fueron años de valiosas experiencias humanas compartidas», que le sirvieron "para comprender la importancia singular de la vida castrense como uno de los pilares básicos de nuestra nación, y garante de nuestra seguridad y convivencia en libertad".


A aquellos recuerdos juveniles se agregarían también otros más graves, como su vuelta a la Academia General Militar cinco días después del golpe de Estado de Tejero el 23 de febrero de 1981. Allí, el Rey pronunció un discurso clave en el que afirmó: «Obtengamos todos las consecuencias oportunas de los críticos momentos pasados y enfrentemos el futuro con la serenidad que nos sirvió para solucionarlos».


Su hijo, el príncipe Felipe de Borbón y Grecia, ha seguido los pasos de su padre y también cursó en la institución zaragozana su formación académica militar, integrado en la XLIV promoción, entre 1985 y 1986.


En calidad de heredero al trono español, don Felipe ha regresado a la Academia General Militar en diversas ocasiones, no solo para tomar parte en maniobras y simulacros junto a profesores y alumnos del centro, sino también para presidir la entrega de despachos (la última vez fue el año pasado, cuando lo hizo acompañado por su esposa, la princesa Letizia).