Es de agradecer que algunos automóviles permanezcan fieles a su esencia y que pasen de las modas. El Suzuki Jimny es uno de los pocos vehículos que nació como todoterreno, y hoy, casi medio siglo después, sigue siendo un verdadero todoterreno, con sus cotas ‘off road’ aptas para superar complicados obstáculos y con su caja de cambios con reductora.

En esta cuarta generación modifica su diseño hacia unas líneas más rectas y clásicas con un estilo mucho más reto que el de su predecesor, pasando a formar parte de esa escasa estirpe de modelos 4x4 de culto como lo son el Jeep Wrangler o el Mercedes Clase G; ‘rivales indirectos’, ya que tanto el americano como el alemán son significativamente más grandes, potentes y, sobre todo, mucho más caros.

Pero la fórmula de ofrecer un todoterreno como el Jimny funciona, pues la marca nipona ha vendido ya más de 2,8 millones de unidades de las pasadas generaciones de este modelo. Y con esta nueva generación, que en Japón llegó la pasada primavera, parece ser que ha hecho corto en sus previsiones y su éxito se ha desbordado, tanto que sus exportaciones a Europa se han ralentizado para satisfacer la demanda interna. En España –como en el resto de Europa- ahora mismo hay lista de espera, si bien se espera que en los próximos meses el ritmo de reservas y entregas se agilice.

Un tipo de carrocería

El nuevo Suzuki Jimny es un modelo sin rivales y con pocas opciones, ya que se ofrece únicamente con un tipo de carrocería de tres puertas y solo 3,65 metros de longitud, con un motor de gasolina 1.5 de 102 CV y transmisión 4x4 con palanca para reductoras. El cliente puede elegir entre 3 niveles de acabados (JX, JLX y Mode3) y en el intermedio la caja de cambios manual puede ser opcionalmente sustituida por una automática.

Los precios oscilan entre los 17.000 euros de la versión básica –que no obstante incluye de serie aire acondicionado y diversas ayudas a la conducción como reconocimiento de señales de tráfico, frenado automático de emergencia, sistema de detección de fatiga del conductor, advertencia por abandono de carril y asistente de cambio automático de luces- y los 20.820 euros de la variante más completa, ésta ya con faros de leds o pantalla táctil con navegador entre otras cosas.

En marcha, el Suzuki Jimny agrada por la silenciosa y correcta respuesta de su nueva mecánica atmosférica, que mejora notablemente las prestaciones del anterior Jimny 1.3 de 85 CV a la vez que reduce las emisiones y los consumos; ahora con un gasto medio homologado de 6,8 l/100 km (7,5 l/100 km con el cambio automático). De este modo se muestra más que suficiente para circular a velocidades adecuadas por carretera o autovía, con un logrado grado de comodidad y confianza, y desde una postura al volante bastante elevada. Pero donde realmente destaca el Suzuki Jimny es en el campo, y tanto por caminos como por zonas realmente complicadas el pequeño 4x4 japonés avanza donde otros todoterrenos se quedarían atascados. Su conducción es fácil, debido a su tamaño, sus ángulos para la práctica de todoterreno (mejora las cotas de su predecesor) y el apoyo de su caja reductora.

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