Sufrir una avería en la carretera es una situación que podemos vivir todos y cada uno de nosotros. Un cambio de planes inesperados que provoca incomodidades entre quienes ven cómo la grúa se lleva su coche al taller más cercano, mientras ellos esperan a que su seguro les mande un coche de sustitución o un taxi que los traslade a casa. Un riesgo que corremos todos los conductores, pero que es mucho más elevado cuanto más viejo sea el vehículo.

Según las últimas estadísticas, España es el país con el parque automovilístico más anticuado de los principales mercados europeos. De hecho, el 60% vehículos en nuestro país tiene más de 10 años, lo que se traduce en un total de más de 15.239.000 automóviles viejos circulando por las carreteras españolas.

Esta situación acarrea un mayor riesgo de sufrir accidentes, y no solo eso, sino que, además, se multiplican las emisiones contaminantes al medioambiente y, además, perjudica al bolsillo de los conductores.

Según un estudio realizado por Autingo (www.autingo.es),  plataforma que te calcula el precio las reparaciones del coche, siete de cada diez averías se produce en coches con más de 10 años. En concreto, el  57% ronda entre los 10 y 15 años, mientras que un 34% tiene entre 16 y 20 años y un 9% cuenta con más de 20 años. 

“El desgaste por uso a lo largo de los años trae consigo averías de lo más normales para un vehículo que va quedando anticuado, pero en ocasiones no llevar a cabo el mantenimiento adecuado conlleva a la aparición de averías que pueden agravar aún más la situación y poner en riesgo la seguridad al volante”, señala Pedro Sanz, director general de Autingo.

Averías comunes

Y son averías, que en muchos casos suponen un importante desembolso económico, ya que no es lo mismo cambiar una rueda que sustituir la correo de distribución, que es la avería más común entre los coches viejos y que si no se cambia daña gravemente el motor.

El embrague es otra de las piezas que más se deterioran con el paso de los años, provocando el denominado ‘efecto patinado’ y también las piezas de frenado que poco a poco y debido al uso reducen su capacidad de frenar.

En este ranking de averías costosas, se incluyen también los sistemas de seguridad como los anclajes de los cinturones y los tubos de escape que son propensos a presentar ciertas fisuras con el tiempo y conviene revisarlos, pues se encargan de reducir la emisión de gases a la atmósfera.

En cualquier caso, independientemente de que se trate de una avería más o menos costosa, los expertos en el mundo del motor, recomiendan actuar con cabeza y siempre que sea necesario acudir a un servicio mecánico hay que recurrir a los talleres oficiales y de confianza porque el servicio que ofrecen es de calidad, cualificado y con todas las garantías. En este sentido, nunca hay que acudir a talleres no autorizados por el fuerte riesgo a ser víctima de reparaciones piratas y sobrecostes sospechosos.

Más información en Suplemento On the road