Medinaceli se cita con su Toro Jubilo con partidarios y antitaurinos

El rito del toro y el fuego es objeto de discrepancia entre los que arguyen el sufrimiento del astado para pedir su final y los partidarios de mantener una tradición que se ha ido pasando de generación en generación.

El polémico festejo del Toro Jubilo, el pasado año
Toro Jubilo 2015
Mariano Castejón

Medinaceli se cita hoy sábado, al filo de la medianoche, con su Toro Jubilo, el único toro de fuego que pervive en Castilla y León, en una tradición milenaria envuelta en los últimos años en la controversia entre los antitaurinos, que piden su abolición, y los partidarios de su mantenimiento.


El rito del toro y el fuego llegó hace siglos a Medinaceli, en pleno valle del Jalón, en el sur de la provincia de Soria, desde el Levante español, y hoy es objeto de discrepancia entre los que arguyen el sufrimiento del astado para pedir su final y los partidarios de mantener una tradición que se ha ido pasando de generación en generación, con orígenes celtíberos.


La Subdelegación del Gobierno de la provincia, como en los últimos años, ha previsto un amplio dispositivo de seguridad para evitar incidentes y que los antitaurinos, como sucedió hace dos años, intenten boicotear el festejo.


El ritual goza de protección tras ser declarado por la Junta de Castilla y León de interés turístico regional.


Como prólogo del festejo, la asociación Toro Jubilo y las peñas taurinas de Soria han convocado, a las 18.00 horas, una manifestación para defender esta tradición y otras taurinas populares.


El alcalde de Medinaceli, Felipe Utrilla, ha explicado que la posición de la corporación será la de defender el rito mientras los vecinos se manifiesten favorables a su pervivencia.


Se trata de una tradición que se celebra desde finales del siglo XVIII de forma ininterrumpida y, al menos una vez año, con la festividad de los Cuerpos Santos, los de los cinco mártires (Arcadio, Probo, Pascasio, Eutiquiano y Paulilo), cuyos cuerpos fueron traídos a Medinaceli tras sufrir martirio en el norte de África.


Antes de esta fecha hay constancia documental de que el rito se celebrada en honor de visitantes ilustres o acontecimientos importantes como el ocurrido el 29 de diciembre de 1599 con la visita del Rey Felipe III y su esposa.


Como en anteriores ocasiones, un toro será atado a un madero, en la plaza mayor medinense a las 23.30 horas de la noche, y los mozos del pueblo le embadurnarán de arcilla, antes de colocarle la gamella con dos grandes bolas de pez que mantendrán el fuego durante minutos, con el astado dando vueltas por el ágora.

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