La explosión demográfica de la procesionaria obliga a actuar en zonas verdes y colegios de todo Aragón

Las temperaturas primaverales inusuales en estas fechas han hecho que la plaga de estas orugas se adelante y se extienda. En zonas urbanas de Huesca, Aínsa, Zaragoza, Cadrete, Teruel o Alcañiz se ha fumigado para evitar riesgos sanitarios.

Un trabajador de Cadrete fumiga pinos esta semana.
Un trabajador de Cadrete fumiga pinos esta semana.
Aránzazu Navarro

La procesionaria ha campado este año a sus anchas y casi ningún pinar aragonés se ha salvado de esta plaga, que ha obligado a realizar fumigaciones en colegios y zonas verdes de todo Aragón para evitar los efectos nocivos en personas y animales que provocan estas orugas. Las temperaturas primaverales de este inusual invierno han hecho que la plaga se adelante y extienda.


Desde el departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón admiten la existencia de "una explosión demográfica" de procesionaria debido a las inusuales temperaturas –más elevadas y propias de la época primaveral– que han provocado un anticipo del ciclo vital del insecto y un grado de infestación máximo de los cinco niveles con los que se trabaja. Sin embargo, las dimensiones de la plaga y los límites impuestos desde Europa a los tratamientos químicos impiden realizar fumigaciones extensivas en las masas boscosas.


Miguel Ángel Ena, jefe de servicio de Planificación y Gestión Forestal, informó de que a estas alturas del año "las orugas ya se están enterrando cuando aún deberían estar comiendo en los bolsones. Habitualmente esto se produce en marzo o abril". Además, son mucho más grandes, con lo cual han aumentado su voracidad y los daños provocados. "Hemos asistido a un fenómeno de explosión de la plaga como ocurre otros años, pero incrementada por las condiciones meteorológicas", aclaró. De hecho, en los últimos años ya se había incrementado por la abundancia de alimento o el cambio climático.


El Gobierno de Aragón realiza un seguimiento continuado para comprobar los daños, "pero poco más podemos hacer". "Con unos niveles de infestación como este año, no se puede hacer nada. Es tal la cantidad de orugas que aplicar ahora un tratamiento sería tirar el dinero", justifica Ena. Y por varios motivos. El primero, porque el año que viene por sí sola va a controlar su población. En segundo lugar debido a que, aunque se combatiera con sustancias químicas no le afectaría, porque ya no está en el árbol. Y, por último, porque según un real decreto de 2012, derivado de una directiva europea sobre uso sostenible de sustancias fitosanitarios, no se pueden hacer tratamientos aéreos y menos con productos como los de antaño, por los daños colaterales para la salud humana y el ecosistema.Actuaciones puntuales

Aunque no se han aplicado fumigaciones masivas, los ayuntamientos sí han actuado en las zonas urbanas. En Huesca, el servicio de Jardines retiró y destruyó esta semana una docena de bolsas de dos pinos situados junto al centro cultural del Matadero, y Sabiñánigo cerró varios días la zona deportiva de la Corona para fumigar. Se ha recomendado precaución en los bosques.


Fuentes del Ayuntamiento de Zaragoza explicaron que están retirando las bolsas que hay en los árboles antes de que inicien su descenso procesional. Y concretan que tanto el tratamiento previo que se hace en septiembre como el sintomático, que se hace ahora, tienen especial cuidado y atención en los barrios donde siempre existe mayor incidencia, así como en centros educativos y zonas infantiles. Desde Parques y Jardines aseguraron que no se está viviendo ninguna situación excepcional, salvo por el cambio en las fechas, y que están atendiendo las peticiones que llegan para mitigar al máximo las molestias, pero no concretaron cuáles han sido. En localidades como Cadrete, el Ayuntamiento ha puesto manos a la obra y, a través de la brigada municipal, han retirado las bolsas y fumigado los pinos. Han actuado en el entorno del castillo y la zona del depósito de agua. También han recomendado a los vecinos que lo hagan en sus fincas particulares.


En la provincia de Teruel se han hecho tratamientos puntuales en los patios de seis centros escolares ante el riesgo sanitario existente. En concreto, dos colegios de primaria y el Instituto Segundo de Chomón, en la capital; y el resto, en Alcañiz, Valbona y Calamocha.


La jefa del Servicio de Sanidad Forestal de la provincia de Teruel y responsable del laboratorio de Mora de Rubielos, centro de referencia a nivel nacional en el estudio de plagas, Ana Oliván, señaló que este tipo de actuaciones puntuales, realizadas a petición de los afectados, son los únicas medidas que se acometen desde el departamento para frenar las afecciones de procesionaria desde que se restringió el uso de fumigaciones aéreas de acuerdo a una normativa medioambiental. La última vez que se llevó a cabo un saneamiento con aviones en la provincia fue en 2009 y afectó a 2.300 hectáreas de pinar.


Oliván dijo que esta modalidad de tratamientos son los más efectivos, pero actualmente rara vez se autorizan. De hecho, tienen que ser esgrimidas razones excepcionales para obtener el visto bueno de la Administración. Aclaró que los insecticidas que se aplican con una máquina, a través de un cañón nebulizador, son únicamente adecuados para pequeñas superficies afectadas.


En función de su ciclo vital, la mayor parte de las orugas permanecen ahora enterradas en el suelo, donde pasarán a la fase de crisálida. En este tramo, ningún insecticida resulta efectivo, pero tampoco hay riesgos sanitarios. Miguel Ángel Ena recuerda también que la procesionaria, al tener una dinámica poblacional tipo plaga, ha completado su ciclo, ha ocupado todo el pinar y lo ha defoliado, por lo que el año próximo, por procesos de fecundidad o por falta de alimento, la presencia será más exigua, "ella misma se controla". "Es un ciclo que sigue al del pino. Ahora el árbol tardará unos años en recuperarse y ella hará un ciclo similar".

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