Internacional

Madeira, un paraíso devastado por la riada

CATÁSTROFE EN PORTUGAL

Las autoridades cifran en 42 el número de muertos provisional tras las lluvias torrenciales caídas en la isla el sábado.

La paradisiaca isla portuguesa de Madeira ha quedado destrozada por las riadas del sábado, que causaron la muerte al menos de 42 personas. Los equipos de rescate aún temen encontrar cadáveres en los vehículos y casas enterradas bajo toneladas de lodo. Algunas de las zonas más turísticas de la bahía de Funchal, la capital del archipiélago, son auténticos barrizales, mientras las autoridades se afanan por despejar calles y carreteras de los escombros arrastrados con violencia por las laderas en las que se asienta buena parte de la ciudad.

 

Entre las viviendas y automóviles destrozados, los bomberos han encontrado ya los cuerpos de 17 de las víctimas mortales, pero aún no han podido acceder a muchas localidades de la periferia de la ciudad, donde las carreteras, el teléfono y la energía eléctrica fueron barridas por la fuerza de las aguas junto a casas enteras.

 

El responsable de Asuntos Sociales del Gobierno regional, Francisco Ramos, expresó ayer a la prensa su temor de que el número de muertos, situado oficialmente en 42, suba a medida que los servicios de Protección Civil limpien zonas ahora cubiertas de barro y accedan a las partes altas de la ciudad más damnificadas.

 

Desde Lisboa partieron en las últimas horas varios aviones y una fragata militar con ayuda médica y humanitaria, helicópteros, submarinistas para buscar cuerpos en la bahía de Funchal y especialistas de las fuerzas de orden con perros entrenados en la búsqueda de víctimas. El Gobierno desplazó también un equipo de médicos forenses para acelerar la identificación de los cadáveres y refuerzos de los efectivos de bomberos y protección civil del continente. Las Fuerzas Armadas lusas comenzaron a preparar puentes militares para rehabilitar varias carreteras arrasadas por las riadas.

Escenas de pánico

Entre la población de la región, de 260.000 habitantes y concentrada en un 90% en la isla que da nombre al archipiélago, se vivieron momentos de pánico durante las quince horas de lluvias torrenciales registradas el sábado. Hay testimonios sobrecogedores de personas que apenas lograron escapar de sus casas poco antes de que sus viviendas fueran sepultadas por las riadas y el lodo.

 

Neusa Abreu pudo salvarse con su hijo de 13 años cuando sintió temblar su casa, en la zona baja de Funchal, por la súbita fuerza de una riada. Se unió a ella otro chico que no pudo encontrar a su familia hasta varias horas después y, mientras sorteaban las pendientes para no ser barridos por el agua y las piedras, vieron un cadáver flotar calle abajo.

 

En la lujosa urbanización de Pena, donde vive el presidente del Gobierno regional, Alberto Joao Jardim, la riada se llevó un camión de bomberos, que arrastró a su vez a varios coches con un niño y adultos en su interior. Cerca de allí, los efectivos de protección civil tuvieron que rescatar el cuerpo de un crío arrastrado por el agua y finalmente atascado en un desagüe.

 

En otra zona del norte de la ciudad, un taxi lleno de pasajeros acabó en el jardín de una casa, mientras en Trapiche, también en las partes altas de Funchal, se informó del fallecimiento de una anciana que no sobrevivió a la impresión de ver desmoronarse su casa.

 

En el municipio de Santa Cruz, Claudia Ferrao y su marido dormían en la madrugada del sábado cuando sintieron el estrépito de las aguas inundar su casa y apenas pudieron escapar con lo que llevaban puesto. El aluvión arrastró la vivienda, dos coches y un muro de 15 metros y provocó en la calle un enorme agujero.

 

En algunas zonas de Funchal y sus inmediaciones la acumulación de barro sobrepasa los cinco metros de altura y en otras solo deja ver los techos de vehículos y casas sepultadas. Paradójicamente, uno de los problemas que vive ahora la ciudad según las autoridades es la falta de abastecimiento de agua potable, por la destrucción de las infraestructuras de estos servicios.

 

Tampoco hay luz ni teléfono en muchas zonas de la isla, a las que los servicios de mantenimiento no pueden acceder porque han desaparecido cientos de metros de calles y carreteras.

 

El alcalde de Funchal, Miguel Albuquerque, declaró ayer que en las áreas más altas de la urbe la situación vivida el sábado fue "dantesca" y ahora una de las prioridades, además de asistir a las víctimas, es limpiar la ciudad y restaurar plenamente sus servicios.

 

Pero esa tarea puede demorar muchos días porque, pese a los refuerzos de Lisboa, en la pasada jornada faltaban excavadoras y camiones para desatascar las muchas zonas de la ciudad llenas de las piedras y basuras arrastradas por las riadas. El responsable regional de Asuntos Sociales teme que en esos depósitos aparezcan más víctimas y subrayó la dificultad de acceder aún a muchas aldeas de la isla.

 

Entre los concejos mas afectados por las inundaciones están los de Ribeira Brava y Santo Antonio, donde hay kilómetros de carretera completamente destruidos y casas incomunicadas y al borde de un precipicio. Pequeñas localidades de la parte sur de la isla, como Serra de Agua, Curral das Freiras, Calheta, Paul de Mar y Jardim do Mar permanecían aisladas y las autoridades no tenían información de víctimas entre sus habitantes.

Para CR9, una "catástrofe"

Cristiano Ronaldo, delantero del Real Madrid y natural de Madeira, quiso ayer mostrar su consternación y solidaridad ante los efectos de las inundaciones, que según señaló son "una gran catástrofe, una tragedia sin precedentes". "Nadie se puede mostrar indiferente ante una tragedia de tal magnitud, y mucho menos yo, que nací y crecí en esta isla, que me ha dado mucho", comenta Cristiano Ronaldo en la web del club madridista. "Quiero expresar mi disponibilidad para, en la medida en que me sea posible, ayudar a superar cuanto antes los efectos de esta gran tragedia", añadió el internacional portugués.

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