Internacional

Lluvia de superdelegados

LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Clinton planea continuar la campaña hasta el 3 de junio mientras recibe presiones y ofertas para abandonar la competición.

Este jueves no hubo primarias en ningún estado, pero el marcador de Barak Obama subió seis, el de Hillary Clinton, dos. Los notables del partido que se resistían a mostrar sus preferencias de voto empiezan a sucumbir a la presión de mostrar sus lealtades.


En las seis primarias que quedan los dos candidatos se repartirán 217 delegados, una cifra insuficiente para alcanzar los 2.025 que cierran el proceso de nominación. Por contra, entre los llamados superdelegados -altos cargos del partido demócrata que tienen o han tenido puestos de gobierno- quedan 261 indecisos, según las cuentas de NBC.


La agencia Associated Press dice haber entrevistado a 70 en las últimas 48 horas, de entre los que la gran mayoría prefiere esperar tres semanas más a que acaben las primarias el 3 de junio antes de anunciar su decisión.


Entre tanto, Obama les aprieta las tuercas. El senador de Ilinois al que ya se da por presunto nominado visitó ayer a sus colegas de la Cámara de Representantes, donde según los testigos "fue recibido como una estrella de rock", dijo el corresponsal de MSNBC. "Algunos diputados incluso hicieron un amago de genuflexión y otros le tomaban fotos con sus teléfonos móviles". Se estima que en esa cámara quedan unos 65 superdelegados indecisos.


Cuando la revista Time llegue a los quioscos este domingo llevará en la portada el resultado de estas primarias: "The winner is...", dirá el titular bajo un retrato sonriente de Obama. Sin embargo, fuentes de su campaña han avanzado a diversos medios que el candidato no dará un discurso triunfalista hasta la noche del 20 de mayo, cuando se conozcan los resultados de Oregón y Kentucky.

Seguir compitiendo


Entre bastidores se llevan a cabo muchas negociaciones. El blog político 'The Huffington Post' sostiene que la campaña de Obama planea ofrecerle a Clinton pagar sus deudas de campaña si se retira ahora. La factura no es pequeña: 11.4 millones de dólares que habría puesto de su propio bolsillo y otros 10 o 15 en impagos. Todo eso se puede ahorrar también Obama en anuncios si no tiene que seguir compitiendo.


Otra de las teorías es que la ex primera dama quiera apurar sus opciones en las urnas, segura de que se apuntará al menos tres de las seis contiendas que quedan -West Virginia, Kentucky y Puerto Rico- para ganarse el puesto de vicepresidenta.


El candidato de la unidad y la esperanza ha dejado claro que Clinton representa el tipo de política que quiere dejar atrás, pero si el resultado fuera muy ajustado los notables del partido podrían presionarlo para aceptar la papeleta que complacería a todos los demócratas.


"En el círculo de Obama se piensa que si lo hace tendrá que contratar a alguien que pruebe todos los alimentos que vaya a ingerir", bromeó David Gergen, analista político de CNN y profesor de política en la Kennedy School de Harvard. El principal papel del vicepresidente en EE.UU. es asumir el poder en caso de fallecimiento.


La ex primera dama parece seguir convencida de que aún tiene posibilidades de darle la vuelta a los resultados. Este jueves mismo se recorrió tres de los estados que quedan en juego -West Virginia, Dakota del Sur y Oregón-, insistiendo en su mensaje de que es la mejor cualificada para vencer a John McCain en noviembre. "¿Y sabéis lo difícil que es para una mujer decir que es la mejor en algo?", dijo a 500 mujeres en Washington durante una recaudación de fondos.


Alguien se atrevió a llevarle la contraria. El ex senador y ex candidato presidencial George McGovern, mentor político de los Clinton, cambió el miércoles de bando ofreciendo su apoyo a Obama y telefoneó después a Bill Clinton para recomendarle que tire la toalla. "Hablamos durante media hora", contó después. "Obviamente estaba muy decepcionado pero no me guarda ningún rencor". No es la única llamada que ha recibido. "Le he dicho a Hillary que se tome el día libre y piense seriamente en qué es lo mejor para nuestro país y para nuestro partido", contó otros de sus seguidores, el congresista Dale Kildee.