Nicaragua: el odio entre los hermanos Ortega
Daniel, el presidente, ordena el encierro en casa de Humberto por cuestiones de salud, aunque la medida llega justo después de que calificara de "dictatorial" al régimen.
Daniel Ortega, de 78 años, exguerrillero, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional y presidente de Nicaragua desde 2007, ha laminado cualquier tipo de oposición. Deporta a todos los que considera "traidores a la patria" y con el apoyo de esposa y vicepresidenta del país, Rosario Murillo, quiere que su hijo, Laureano Ortega Murillo, sea su sucesor en la presidencia. Todo queda en familia. Incluso la crítica. Humberto Ortega, de 77 años, es el hermano de Daniel y fue su mano derecha durante la revolución sandinista. Hace unos días dijo en una entrevista que no estaba de acuerdo con ese relevo al frente del país. La reacción fue inmediata. Daniel ha ordenado que no salga de casa con la excusa de que necesita "atención médica permanente". Para los críticos con el régimen, es un arresto domiciliario encubierto.
Humberto Ortega calificó de "dictatorial" el gobierno actual y cuestiona que su sobrino sea colocado como futuro presidente. "En los poderes de tipo autoritario, cuando falta el líder es muy difícil que haya continuidad", declaró. A su juicio, los dirigentes sandinistas no están al frente del país por una cuestión "mística", sino "como funcionarios" que buscan el bien común. "Sin Daniel no hay nadie, porque, con todo, es el único líder histórico que aún conserva los créditos de esa lucha", defendió. "Ni Somoza (el dictador derrocado por los sandinistas) pudo establecer a su hijo", comparó.
Esas palabras han tenido un precio. Efectivos de la policía de Nicaragua se presentaron el domingo en la casa de Humberto Ortega. Llevaban una orden. A partir de ahora tiene prohibido abandonar su hogar. La versión oficial es que está bajo el cuidado de una Unidad de Atención Médica Especializada por su delicado estado de salud. Sufre, entre otras dolencias, problemas cardíacos. Según varios medios de comunicación en el exilio, le han quitado los teléfonos móviles y los ordenadores. Boca tapada.
Figuras del sandinismo
Los hermanos Ortega formaron parte de la guerrilla sandinista que combatió la dictadura de Anastasio Somoza, el último miembro de una dinastía que había gobernado Nicaragua durante cuatro décadas. Tras el triunfo de la revolución en 1979, Humberto se convirtió en jefe del Ejército y en ministro de Defensa y Daniel tomó la riendas del país, primero de manera asamblearia y luego en primera persona. El actual es su quinto mandato de cinco años, el cuarto consecutivo.
Humberto conservó su cargo incluso cuando llegó a la presidencia Violeta Chamorro, en 1990. Esa decisión colaboró en el mantenimiento de la paz en el país. En 1995 se apartó de cualquier responsabilidad militar y política y se dedicó a escribir y al mundo de la empresa. En sus publicaciones aboga por superar la tradicional división entre izquierda y derecha. Poco a poco se distanció de la manera de ejercer el poder de su hermano. En 2021 reclamó la liberación de dirigentes y activistas opositores antes de las elecciones de ese año.
La distancia entre los hermanos no ha dejado de crecer. Con los dos al borde de los ochenta años y la salud deteriorada, la cuestión sucesoria ha cavado una zanja aún más profunda entre ambos. Y ha emergido con fuerza la figura de la esposa del presidente, Rosario Murillo, cada vez con más peso en el Gobierno. La vicepresidenta ha desplazado a históricos sandinistas y los ha sustituido en cargos clave por jóvenes dirigentes que apoyan como futuro presidente a su hijo. Laureano Ortega Murillo, que durante años fue cantante de ópera, es desde 2012 asesor para inversiones y comercio internacional. Ha representado a Nicaragua en encuentros con delegaciones de China y Rusia. Es el elegido por sus padres, pero no por su tío, encerrado en casa por decirlo.
