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Israel despliega todo su poder para reanudar una guerra que se extiende ya al sur de Gaza

Tel Aviv y Hamás se acusan del fin de un alto el fuego que causó más de cien muertos en el día que se volvió a las armas.

En la ya devastada Franja de Gaza, sus habitantes amanecieron este viernes bajo el fuego de intensos bombardeos israelíes
En la ya devastada Franja de Gaza, sus habitantes amanecieron este viernes bajo el fuego de intensos bombardeos israelíes
Anas Baba

La guerra ha vuelto a Gaza con toda su crudeza después de una semana de frágil tregua. A los pocos minutos de constatarse este viernes el colapso del acuerdo, los aviones de Israel comenzaron a castigar el enclave como lo habían hecho durante siete semanas consecutivas hasta el inicio de la pausa. El Ejército hebreo golpeó más de doscientos objetivos y expandió sus operaciones al sur, la zona a la que se han desplazado en busca de refugio más de un millón de gazatíes del norte. Si alguien lo había olvidado, recordó al instante que en la Franja no hay lugar seguro.

Los heridos llenaron los hospitales, las familias amortajaron a los más de cien muertos que dejaron las primeras 24 horas sin tregua, los hongos de humo negro cubrieron el cielo, los cohetes volvieron a salir con dirección a Israel y los llamamientos para extender el alto el fuego y seguir con el intercambio de presos y rehenes quedaron sepultados por la violencia. El paso de Rafah cerró sus puertas y dejaron de entrar los doscientos camiones con ayuda que habían llegado en la última semana.

Fin a la semana de tregua

El silencio de siete días parece ahora una ficción, un pasado alejado de una Franja que se desangra ante la impotencia de unos mediadores que han sido incapaces de contener por más tiempo a la bestia de la guerra, aunque siguen adelante con su trabajo. Hamás e Israel se culparon mutuamente de arruinar la pausa humanitaria que habían acordado gracias a las gestiones de Egipto, Catar y Estados Unidos. Una tregua que todos sabían que era un paréntesis antes de volver a las armas, pero al que las familias de los cautivos y los gazatíes se agarraron con esperanza. En este tiempo los terroristas han liberado a más de cien cautivos y el Gobierno hebreo ha sacado de la cárcel a más de 300 presos.

El Estado judío acusó a los islamistas de lanzar un cohete antes del fin de la tregua y de incumplir el acuerdo por no haber sido capaces de presentar una nueva lista con diez rehenes para ser liberados ayer. La Casa Blanca respaldó la versión de su aliado.

Choque por los intercambios

Hamás señaló al Estado hebreo y aseguró que "se negó a aceptar la oferta que surgió en las últimas conversaciones" porque "había decidido renovar el ataque". Khalil Al Hayya, miembro de la cúpula del grupo islamista, declaró a Al Yazira que "recibimos una lista de nombres de Israel, pero resultaron ser mujeres soldado", una línea roja para los terroristas que consideran a los militares prisioneros de guerra. Los intercambios de la última semana han sido de mujeres, niños y menores secuestrados a cambio de mujeres y menores presos en cárceles israelíes. Según Al Hayya, la otra parte "se negó a discutir la liberación de adultos" -de uno y otro lado- y tampoco aceptó la entrega de cuerpos.

Israel calcula que al menos quedan 137 cautivos en Gaza. Muchos de ellos son militares y Hamás reclama la excarcelación de todos los presos palestinos a cambio de su libertad. Pasados acuerdos reflejan que los israelíes han llegado a entregar a 1.027 reos a cambio de un soldado, como ocurrió en 2011 con el caso de Gilad Shalit. Aquella negociación duró años, pero ahora las circunstancias son diferentes porque los judíos combaten en el interior de la Franja, sus aviones arrasan zonas enteras del enclave y hay más de 14.000 palestinos y 1.200 israelíes muertos.

El colapso de la tregua llegó en el día 56 de la guerra. Han pasado 56 días desde el brutal ataque de Hamás contra las comunidades vecinas a la verja de separación. 56 días de intensos bombardeos y de un cerco casi total en el que el Estado hebreo recurre al hambre como arma bélica. 56 días en los que Egipto e Israel mantienen el paso cerrado a la prensa internacional, a la que sólo se le ha permitido entrar en Gaza en visitas puntuales organizadas por el ejército. 56 días en los que los israelíes han acabado con la vida de al menos 57 periodistas y trabajadores de medios de comunicación, según el balance del Committee to Protect Journalists (CPJ). Los dos últimos en sumarse a esta lista negra fueron Abdallah Darwish, de Al Aqsa TV, y Montaser Al Sawaf, de la agencia nacional turca Anadolu. Israel los mató a las pocas horas de retomar los bombardeos

El ala más radical del Gobierno, exultante

Los sectores más radicales del Gobierno israelí se mostraron exultantes este viernes con el reinicio de la guerra. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, recurrió a la red social X (antes Twitter)para expresar que "aceptar una mayor interrupción de los combates sería un error terrible que sólo transmite debilidad... Debemos romper todos los lazos y negociaciones con Hamás y los mediadores y observar al enemigo solo a través de la mira de un arma".

El responsable de Defensa, Yoav Gallant, se manifestó en la misma línea y dijo que "Hamás solo entiende la fuerza". Estas palabras se han hecho realidad y las armas vuelven a ser quienes marcan la agenda en la Franja.

El objetivo que desató la respuesta militar de Tel Aviv hace cinco semanas es el mismo desde entonces: "Liberar a los rehenes, eliminar a los terroristas y garantizar que Gaza nunca más represente una amenaza para el pueblo de Israel", recordó esta semana el primer ministro, Benjamín Netanyahu. Los radicales "recibirán la madre de todas las palizas", prometió un portavoz del Ejecutivo hebreo. La Autoridad Palestina y la Cruz Roja temen que el reinicio de los combates hundan a los gazatíes en una "pesadilla" peor que la anterior a la tregua.

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