La guardería de Ana Frank pierde su nombre

La directora del centro alemán cree que la vida de aquella niña judía víctima del nazismo es difícil de comprender para los escolares, muchos inmigrantes.

Ana Frank en 1940.
Ana Frank en 1940.
Collectie Anne Frank Stichting Amsterdam

En plena ola creciente de antisemitismo en el mundo tras la guerra en Gaza, los padres de alumnos y los docentes de una guardería alemana han decidido cambiar de nombre al centro. Desde 1970 se llamaba 'Ana Frank' en memoria y homenaje a aquella niña judía nacida en Frankfurt y muerta con 15 años en un campo de concentración nazi. Dicen los promotores de esta iniciativa que los escolares de hoy, algunos de origen inmigrante, no entienden la figura de Ana Frank. Y se han decidido por un nombre para la escuela más inclusivo: 'Exploradores del mundo'.

Mientras estuvo escondida de los nazis durante dos años en una especie de trastero, Ana Frank hojeaba a menudo un libro de botánica. Era su ventana a la naturaleza, a la libertad que nunca iba a disfrutar. Murió en el campo de concentración de Bergen-Belsen después de escribir su famoso diario en aquel refugio, situado en el número 263 de la calle Prinsengracht, en Ámsterdam, donde su familia se había refugiado tras huir de Alemania.

"Quiero seguir viviendo aún después de muerta", escribió. El papel ha aguantado más que su corta vida. Su diario es universal, testimonio de aquella carnicería del nazismo contra el pueblo judío. "Mira cómo una sola vela puede desafiar tanto y definir la oscuridad", dejó como legado. "Quiero ser útil incluso para la gente a la que nunca he conocido". Al irse dejó encendida esa llama. Ahora, en una ciudad sajona, los padres y los regentes de una guardería soplan sobre esas cenizas y apagan la vela.

El alcalde de la localidad, el independiente Andreas Brohm, considera que la guardería es "ahora más abierta" y que promueve una "mayor diversidad entre los niños". Rechaza, además, que el conflicto entre Hamás e Israel en Gaza tenga nada que ver con la medida.

En el diario Frankfurter Allgemeine, la directora del centro, Linda Schichor, defiende que el nuevo nombre es "más adecuado para los niños". A su juicio, la historia de Ana Frank es difícil de comprender para los menores. Y reconoce que en la decisión ha influido la presencia de "padres de origen inmigrante (musulmán)", para quienes es complicado explicar a sus hijos lo que le pasó a aquella niña por el hecho de ser judía. De ahí que prefiera una denominación "sin trasfondo político".

Pero tachar a Ana Frank ha tenido de inmediato un eco político. Tras lo sucedido en la II Guerra Mundial, Alemania es una país muy sensible con el trato a la comunidad judía. Agrupaciones locales dedicadas al bienestar de la comunidad como 'Mietinander eV' defienden el mantenimiento del nombre de la guardería porque "cambiarlo envía una señal equivocada, especialmente en una época marcada por un creciente antisemitismo". En su opinión, ahora es más necesario ser sensible ante los símbolos. Y Ana Frank y su vela lo son.

Ataques en Francia

La guerra en la Franja de Gaza alimenta la islamofobia y el antisemitismo. Crece el odio en los dos frentes. Y el eco es mundial. En Indianápolis (Estados Unidos), una mujer de 34 años arremetió con su vehículo contra un edificio en el que creía que había una escuela judía. Erró de objetivo. La casa estaba ocupada por un grupo antisemita. Confundió las pintadas que adornaban el bloque. La agresora, Ruba Almaghtheh, dijo que lo había hecho tras ver imágenes de los bombardeos en Gaza. Fue arrestada. Queda por saber si será juzgada por intimidación o, lo que es más grave, por acto terrorista.

Los ataques a ciudadanos de origen hebreo se suceden también en Europa, especialmente en Francia, donde viven 500.000 judíos, cifra sólo superada por Israel y Estados Unidos. El ministro del Interior galo, Gerald Darmanin, alerta de que el antisemitismo "ha explotado" en su país. "El número de este tipo de actos se ha disparado", declaró ante las cámaras de la cadena France 2. Y añadió un dato: 486 personas han sido detenidas, incluidos 102 extranjeros. "No hay mucha gente que nos apoye", lamentó en Le Monde una ciudadana antes de acudir a una manifestación en París en f avor de Israel.

Los fiscales de capital investigan el origen de las estrellas de David pintadas en un buen número de edificios de la ciudad al considerarlas una amenaza para los judíos. Ya se han registrado más de 250 incidentes en París y el número supera los mil en todo el país. Durante el pasado fin de semana, una mujer fue apuñalada en Lyón y la policía no descarta que el motivo fuera el antisemitismo, la ola que inunda el mundo alentada por el sonido de las bombas que siguen cayendo sobre Gaza y que ha condenado al olvido a Ana Frank en una guardería de Sajonia.

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