Operaciones sin anestesia ni calmantes y riesgo de epidemia en Gaza por la falta de agua y electricidad

Desbordados, los hospitales han sido una de las infraestructuras más dañadas por los bombardeos israelíes.

Palestinos heridos en un bombardeo israelí
Palestinos heridos en un bombardeo israelí
Reuters

Con la ya habitual confusión sobre su carga y número de camiones, un tercer convoy de ayuda humanitaria entró este lunes en Gaza por Rafah, el paso fronterizo con Egipto. Desde el sábado, cuando fue enviado el primero coincidiendo con la conferencia de paz de El Cairo, son ya 34 los camiones que han llegado hasta la Franja de Gaza, cerrada por Israel desde el ataque de Hamás del 7 de octubre que dejó 1.400 muertos y más de 200 secuestrados.

En medio de la desesperación de sus dos millones de habitantes, toda ayuda es buena por escasa que sea. Antes de que estallara la guerra, esta zona de 365 kilómetros cuadrados (algo más que la mitad de Madrid capital) ya dependía de los 455 camiones de ayuda humanitaria que recibía cada día. Sin contar los daños por los bombardeos masivos y la parálisis por la falta de electricidad y combustible, eso significa que necesita más de 7.000 camiones para recuperar su precaria normalidad.

Si antes la situación era "extrema", ahora es "catastrófica", como llevan días advirtiendo tanto la ONU como las organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno. Con 5.087 muertos y 15.273 heridos contabilizados por la Autoridad Nacional Palestina, algunas de las infraestructuras más dañadas han sido los hospitales y centros médicos. A tenor de su Ministerio de Salud, los 250 ataques sobre instalaciones médicas han destruido o dejado inoperativos diez de los 35 hospitales de la Franja de Gaza. En ellos han perecido 54 sanitarios y otros 90 han resultado heridos, al tiempo que 50 ambulancias han quedado dañadas y 23 ya no pueden circular. "Los pacientes son tratados en los pasillos, sobre el suelo y en otros lugares inapropiados. Por ejemplo, el Complejo Médico Al-Shifa está atendiendo a 5.000 personas diariamente, cuando su capacidad es para 700", denuncia el Ministerio de Sanidad palestino.

Unidad de cuidados intensivos para bebés prematuros en el Hospital Shifa de Gaza
Unidad de cuidados intensivos para bebés prematuros en el Hospital Shifa de Gaza
Reuters
Llegada de material de la OMS a un centro médico en Palestina
Llegada de material de la OMS a un centro médico en Palestina
EP
Los médicos se ven obligados a hacer operaciones alumbrados solo por las pantallas de los móviles

Aunque los convoyes humanitarios han transportado hasta Gaza comida, agua y medicinas, parece que todavía no han llevado combustible, que es crucial para que sigan funcionando los generadores de emergencia de los hospitales porque Israel ha cortado la electricidad. A oscuras, los médicos se ven obligados a llevar muchas operaciones alumbrados solo por las pantallas de los móviles, pero el problema es que ni siquiera pueden usar parte de su instrumental.

"Tenemos en incubadoras a 120 recién nacidos, de los que 70 necesitan ventilación asistida", alertó el domingo el portavoz de Unicef, Jonathan Crickx. Con 50.000 mujeres embarazadas esperando para dar a luz, el Ministerio de Salud palestino calcula que cada día se registran 166 nacimientos inseguros y vaticina otros 5.500 para el próximo mes.

Ciudadanos palestinos van a por comida cerca del paso de Rafah
Ciudadanos palestinos van a por comida cerca del paso de Rafah
Reuters

Sin morfina ni calmantes

La falta de medicamentos es tal que, según Médicos Sin Fronteras (MSF), los hospitales no disponen de morfina ni calmantes para los pacientes, muchos de los cuales han de ser operados sin anestesia. Tal y como explicó a la CNN el responsable de la misión de MSF, uno de sus médicos recibió el domingo a un niño de diez años "con el 60% del cuerpo quemado y tuvo que intervenirlo sin calmantes para el dolor".

Sin combustible para las plantas desalinizadoras ni las bombas potabilizadoras, Gaza se enfrenta a una escasez de agua que puede dar lugar a casos graves de deshidratación y al estallido de epidemias por las malas condiciones sanitarias. Para beber, lavar y cocinar, los gazatíes consumían antes 87 litros al día, menos de los cien recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero ahora solo disponen de tres. "Los civiles están pagando un alto precio por esta guerra indiscriminada. Esta gente necesita algún tipo de asistencia y un montón de suministro", declaró a la BBC un médico británico-gazatí, Abdelkader Hammad, en un hospital de la ONU. Definiendo la situación como "una pesadilla", contó que "algunos pacientes llevan sin ducharse desde hace dos semanas" y alertó del "estallido de una gran epidemia".

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