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Israel amenaza con "devastar" Líbano y amplía los bombardeos a Cisjordania

Netanyahu advierte a Beirut del riesgo de apoyar a Hezbolá y arenga a sus tropas a combatir a Hamás: "Es morir o matar y hay que matarles".

Netanyahu se desplazó el domingo hasta la frontera norte para visitar a los soldados desplegados.
Netanyahu se desplazó el domingo hasta la frontera norte para visitar a los soldados desplegados.
EP

La intensificación de la ofensiva israelí anunciada el sábado por un portavoz del ejército se tradujo el domingo en una madrugada de fuego continuo. Los misiles llovieron sobre Gaza. La aviación de Israel arrasó "multitud de túneles, sitios de almacenamiento de armas, centros de comando, mezquitas utilizadas como salas de guerra y un sitio de producción de armas», según un comunicado oficial, además de «activos de Hamás en edificios de varios pisos".

Con este eufemismo, las Fuerzas de Defensa aluden a la demolición de los inmuebles más altos, donde suponen que hay francotiradores ocultos o lanzaderas de cohetes destinadas a minar la eventual ofensiva terrestre. La milicia islamista disparó, por su parte, 550 cohetes hacia Israel. Algunos también se precipitaron por error en Gaza. La muerte campó a sus anchas una noche más.

Sometida a esta danza de las bombas, la madrugada de "aplastamiento" en la Franja se cobró al menos 266 vidas y varios centenares de personas resultaron heridos. Civiles y niños, en su mayoría. Muchos niños. La mitad de las víctimas nunca alcanzarán la mayoría de edad, según el Ministerio de Salud de Gaza, que elevó a 4.651 el número de muertos en este enclave desde el inicio de los ataques aéreos. Tel Aviv aseguró , por su parte, que abatió a un número indeterminado de «terroristas».

Las Fuerzas de Defensa no solo atacaron territorio gazarí. Un bombardeo de precisión destruyó una mezquita en Yenin bajo cuyos cimientos Hamás y la Yihad Islámica habían construido aparentemente una base donde sus activistas preparaban un atentado inminente. Esta ofensiva abre un nuevo espacio en mitad del conflicto entre Israel y la milicia palestina. Se trata de la primera ocasión en la que un avión de combate israelí ataca dentro de Cisjordania en los últimos diecisiete años, lo que representa una "peligrosa escalada", según condenó el Ministerio de Exteriores de la Autoridad Palestina.

En la operación. registrada al norte de este pequeño trozo de territorio pegado a la frontera de Gaza, fallecieron cuatro personas. El edificio quedó reducido a ruinas, lo que certificaría el uso por parte de Tel Aviv de bombarderos con armas pesadas y no un dron. "Todavía estamos sacando pedazos de los cadáveres de debajo de los escombros", explicaba ayer por la mañana un superviviente.

La mezquita de al-Ansari ya fue registrada este verano por los soldados durante una redada en Yenin. Entonces se descubrió "infraestructura terrorista", armas y explosivos en distintos puntos del edificio y en dos túneles excavados en su suelo. La agencia de Seguridad Interior (Shin Bet) mantenía desde entonces el templo en su radar y, según la versión ofrecida ayer por las Fuerzas de Defensa (FDI), los agentes habían detectado que miembros de Hamás y de la Yihad Islámica habían convertido una de las galerías en una "ruta terrorista clandestina" donde los radicales planeaban atentados contra Israel.

El último de ellos habría consistido en la explosión de una bomba el pasado día 14 en la línea divisoria de Cisjordania cerca de una agrupación militar israelí cuyos miembros resultaron ilesos. El portavoz de las FDI, el contraalmirante Daniel Hagari, manifestó ayer que la célula era una «bomba de relojería» y planeaba un «ataque terrorista asesino dentro de Israel» de modo inminente.

Persecución con drones

El bombardeo sobre la mezquita ha disparado la tensión en Cisjordania hasta límites desconocidos en dos décadas. Su autoridad ha advertido que, de continuar este tipo de acciones, Tel Aviv podría enfrentarse en este enclave a una crisis parecida a la de Hamás en Gaza. En Cisjordania llevan días sucediéndose los enfrentamientos entre las tropas israelíes y los palestinos, que han dejado al menos 90 muertos entre los ciudadanos del territorio. El pasado jueves, una nueva confrontación causó 13 víctimas mortales, la mitad niños, en el campo de refugiados de Nur Shams, durante una persecución con drones de un grupo armado de la milicia yihadista.

Por parte del Gobierno de Netanyahu, las advertencias se suceden en todas direcciones, en una escala creciente que muy probablemente aumenta la inquietud de los países aliados y, sobre todo, de Estados Unidos, que ha enviado más tropas a Oriente Próximo, cada vez más tenso. Las Fuerzas de Defensa israelíes extendieron ayer sus ofensivas a Siria, con el bombardeo de sus dos principales aeropuertos, y a Líbano. Aunque el portavoz militar afirmó que el ejército concentra su atención en Gaza y su inminente invasión, precisó que tampoco descuidan la frontera norte, donde se siguen produciendo intercambios de disparos de artillería de modo regular con Hezbolá. Las FDI avisaron a Líbano del «juego muy peligroso que está jugando» la milicia chií, aliada de Hamás, y precisaron que puede arrastrar a los libaneses a una guerra en la que «tienen mucho que perder».

El propio Benjamín Netanyahu se desplazó el domingo hasta la frontera norte para visitar a los soldados desplegados, a quienes arengó contra Hamás con un incendiario discurso: "Estáis ante la batalla de vuestras vidas". "Es matar o morir, y hay que matarles", sentenció el primer ministro, blanco en casa de las críticas delas familias de los rehenes capturados por la milicia y deuna buena parte de la sociedad, que culpa a su «incapacidad» de la actual crisis.

"El mayor error de su vida"

Netanyahu aprovechó para enviar un mensaje de fortaleza a Beirut. Porque, a pesar de su tono desafiante, nadie duda de que a su Ejecutivo le inquieta mucho el curso que pueda seguir Hezbolá en este conflicto. "Si Hezbolá entra en la guerra, va a echar de menos la Segunda Guerra de Líbano" y «cometería el mayor error de su vida», aseguró el jefe del Gobierno, quien garantizó que Israel «devolverá el golpe con tanta fuerza que no se pueden imaginar, hasta el punto de que tendría consecuencias devastadoras tanto para Hezbolá como para el país».

Gaza, Cisjordania, Líbano. La impresión de que la carnicería perpetrada por Hamás el pasado día 7 en varios kibutz israelíes deriva hacia un laberinto de enfrentamientos en múltiples frentes la completó el ministro de Economía, Nir Barkat, que en una entrevista con el dominical 'The Mail on Sunday' extendió las amenazas a Irán por su prolongado apoyo a Hezbolá al vaticinar que que los ayatolás serán «borrados de la faz de la tierra» si el partido-milicia emprende una guerra contra Israel. El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, respondió al Gobierno israelí con la exigencia de que detenga sus "crímenes en Gaza" ante el riesgo de que «la situación se descontrole».

Ante el fuerte incremento de la temperatura política y militar en la región, Israel ordenó este domingo evacuar otras doce poblaciones lindantes con Líbano después de que hace unos días fueran desalojados 28 municipios. Las embajadas de Estados Unidos y Gran Bretaña en Beirut han pedido también a sus nacionales que abandonen Líbano mientras los vuelos "permanezcan disponibles". La Casa Blanca dejo claro anoche que «no dudará en actuar» militarmente contra cualquier "organización" o "país" que esté tentado de "ampliar" el conflicto entre Israel y Hamás.

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