Calabazas para la Cenicienta danesa

Una joven invitada el domingo pasado al 18 cumpleaños del príncipe Christian 'pierde' un zapato en la escalinata de palacio. Ahora pide recuperarlo.

El príncipe Christian de Dinamarca, en el centro, junto a sus padres, hermanos y abuela, la reina Margarita, en la cena de gala por su 18 cumpleaños.
El príncipe Christian de Dinamarca, en el centro, junto a sus padres, hermanos y abuela, la reina Margarita, en la cena de gala por su 18 cumpleaños.
RITZAU SCANPIX/Reuters

La historia tiene todos los ingredientes de un cuento Disney. Una reina que peina canas, un príncipe que abre las puertas de palacio para celebrar su 18 cumpleaños, varias princesas con fastuosas tiaras en edad de merecer y doscientos jóvenes plebeyos que por un día se visten sus mejores galas para ser agasajados y sentirse por unas horas uno más de la realeza. Por haber, hay hasta una Cenicienta. Bueno, un intento. Y la historieta, vaya por delante, no tuvo un final feliz. A la Cenicienta se le vio pronto el cuento y el príncipe le dio calabazas. Se quedó sin historia de amor y, de momento, sin zapato. Lo recuperará, tiempo al tiempo.

El príncipe en cuestión de esta historia es Christian, primogénito de Federico y Mary de Dinamarca, que, sí, acaba de alcanzar la mayoría de edad. En fecha tan señalada, además de salir al balcón a saludar a sus súbditos rodeado de su abuela la reina Margarita, sus padres y sus hermanos, se organizó un gran banquete al que no faltaron representantes de buena parte de las monarquías europeas. Allí estuvieron Haakon y Mette-Marit de Noruega, con su primogénita Ingrid; también Victoria de Suecia y Daniel, con la pequeña Estela, que no se pierde un festín pese a ser menor de edad; las princesas herederas Isabel de los belgas y Amalia de los Países Bajos, y reinas sin trono, como Ana María de Grecia, tía abuela del homenajeado.

Todo transcurrió por los cauces habituales de este tipo de actos ceremoniosos. Hubo besamanos, por el que desfilaron los invitados para ser saludados por la Familia Real danesa, hubo discurso del cumpleañero e incluso baile, que lo abrió Christian y su madre. Lo que pocos se podían imaginar es lo que ocurriría poco después.

50 euros el par

La señal de alarma la dio la cuenta de Instagram de palacio. «¿Es Cenicienta la que olvidó su zapato anoche?». Sí, uno dorado, con pulsera en el tobillo, de los que difícilmente se caen, apareció en la escalinata. Y ya entonces se dejaban claras las intenciones del príncipe Christian, que no iría casa por casa en busca de la joven: «La propietaria puede ponerse en contacto con nosotros para recuperarlo».

La televisión danesa inició una investigación y la verdad es que no le resultó demasiado complejo dar con la dueña: resultó ser Anne-Sofie Tørnsø Olesen, de un municipio del norte del país llamado Egedal. Y no, no fue un descuido, lo dejó allí ella misma. Es más, confesó que en un primer intento uno de los invitados se percató de sus intenciones y la alertó del 'olvido'.

«Todo el concepto del cumpleaños del príncipe ha sido una especie de cuento de Cenicienta, así que me pregunté si debíamos hacerlo realmente de cuento», dijo a la televisión danesa la joven una vez descubierta. Aseguró haber disfrutado mucho de la velada, que incluso charló un rato con Christian, y ahora se pregunta si palacio estará dispuesto a devolverle el zapato. El par le costó 50 euros.

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