Un bombardeo sobre un hospital de Gaza desata un baño de sangre con "cientos de fallecidos"

Hamás culpa al Ejército israelí del impacto de un misil sobre el centro sanitario, pero este lo atribuye a un disparo erróneo de la Yihad Islámica.

Bombardeo israelí contra el hospital Al Ahli de la Ciudad de Gaza
Bombardeo israelí contra el hospital Al Ahli de la Ciudad de Gaza
EFE/EPA/HAITHAM IMAD/REUTERS/Mohammed Al-Masri

Joe Biden llega este miércoles a Tel Aviv en la segunda semana de una guerra que demuestra que en Gaza no hay lugar seguro: ni las escuelas de la ONU, ni los hospitales. Al presidente estadounidense le recibe el mayor baño de sangre sufrido en este territorio en los últimos años. Pasadas las siete de la tarde del martes, el Ministerio de Salud gazatí denunció un impacto directo de un proyectil contra el hospital Al Ahli Baptist de la Ciudad de Gaza, situado en el barrio de Zaitoun, y alertaron de la existencia de "cientos de fallecidos" y numerosos heridos.

Como el resto de hospitales, este centro -que pertenece a la iglesia anglicana- se había convertido en un refugio improvisado para numerosos desplazados que, desde que comenzaron los ataques aéreos, acampaban a sus puertas. Muchos de ellos venían de las zonas del norte que el Gobierno de Benjamín Netanyahu ordenó evacuar, pero no habían encontrado manera de seguir hacia el sur, más allá del río, y se habían quedado varados. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abás, decretó tres días de luto nacional.

Las autoridades gazatíes acusaron a Israel de este ataque en el que, con el paso de las horas, elevaron la cifra de víctimas mortales a "más de 200", aunque algunas fuentes la elevaban a más de 500. Preguntado por este ataque, el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, dijo a los medios que "he consultado con la División de Gaza y con el coordinador de actividades en el terreno y aún no tenemos todos los detalles". El portavoz subrayó que las causas de la explosión "no están claras" y confirmó que existe una investigación en curso.

Pasadas las diez de la noche (hora española), un comunicado de las Fuerzas de Defensa atribuyó el ataque a la "Yihad Islámica de Palestina". Conforme a esta versión, a la hora de la explosión las tropas israelíes no tenían actividad alguna en la zona mientras la organización islamista estaba lanzando una andanada de cohetes contra Israel. Según estas mismas fuentes, el proyectil se desvió por algún tipo de fallo e impactó contra el hospital.

La Franja sufre la "venganza" prometida por Benjamín Netanyahu tras la ofensiva terrorista de la milicia islamista que dejó más de 1.300 israelíes muertos y al menos 200 secuestrados. El presidente estadounidense, Joe Biden, intentará este miércoles ayudar a aliviar el bloqueo, pero también cuenta con que su visita tenga un efecto de disuasión en Irán, país enemigo de Israel y aliado de Hamás, desde el que cada día se lanzan amenazas sobre la posible extensión del conflicto a otros puntos de la región si no se detienen los bombardeos.

El Líder Supremo de Irán, Alí Jamenei, se sumó a los anuncios hechos los días anteriores por su ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdolahian, y denunció que "lo que ocurre delante de los ojos del mundo es genocidio por el régimen ocupante. Si continúan los crímenes, nadie será capaz de parar a los musulmanes y a las fuerzas de la resistencia".

"Un punto inevitable"

Las advertencias de la república islámica se traducen cada día en hechos concretos en Líbano, país vecino desde el que la milicia chií Hizbolá ataca posiciones del Ejército hebreo a lo largo de la frontera. Jamenei lanzó un ultimátum a la vía diplomática y dijo que "el tiempo se acaba para las soluciones políticas; la probable propagación de la guerra a otros frentes se acerca a un punto inevitable".

Un día más la frontera norte se constituyó en una extensión de los problemas en Gaza e Israel mató a cuatro hombres que intentaban infiltrarse en el país. A las pocas horas, Hizbolá informó de la muerte de cuatro de sus combatientes "en un acto de guerra santa". Al comienzo de la crisis se producía cada día un choque aislado en esta frontera, pero en las últimas jornadas se registran tres, cuatro, o cinco y la situación es cada vez más tensa. El ministro de Exteriores libanés, Bou Habib, pidió al Gobierno de Tel Aviv "el final de las provocaciones a lo largo de la frontera" y que deje de "echar leña al fuego". El Estado judío insiste en que ellos no están interesados en una guerra.

El temor a la escalada regional trae al mismísimo presidente de Estados Unidos a Israel y ha provocado el despliegue de dos barcos de guerra en el Mediterráneo. Desde el Departamento de Defensa de EE. UU. señalaron además que aproximadamente 2.000 militares se encuentran en un "estado de alerta" debido a la evolución del conflicto.

Irán cuenta con un tejido de grupos aliados en Líbano y Siria y desde Teherán reiteran que "si siguen muriendo civiles en Gaza se podrían abrir múltiples frentes", según el responsable de Exteriores. Esta amenaza de la república islámica sería uno de los factores que explican el enfriamiento de la opción de la entrada por tierra en Gaza, según algunos expertos militares. Pero hay otros: la presión de los más de 200 rehenes, con sus familias reclamando cada día que termine la guerra y sus seres queridos vuelvan con vida a casa, y el temor a que el Ejército sufra importantes bajas en una ratonera como la Franja.

Esperando la invasión

Los mandos militares y políticos israelíes insisten en que "todo está listo" para la operación por tierra. Sin embargo, Daniel Hecht, portavoz del Ejército israelí, matizó el martes que "estamos preparados para la siguiente fase, pero no tiene por qué ser una operación terrestre, puede ser algo diferente". Hecht no aportó más detalles sobre ese posible nuevo escenario.

Los bombardeos fueron intensos una jornada más. En el lado israelí de la verja de separación la prensa está cada vez más alejada del teatro de operaciones y para los periodistas árabes el trabajo se vuelve muy complicado debido a los insultos y amenazas que reciben por parte de la población cercana a la frontera de Gaza.

En el interior de la Franja el paso de Rafah permaneció cerrado un día más y la ciudad fue bombardeada en varias ocasiones dejando decenas de muertos y provocando el pánico entre miles de gazatíes. La cifra de personas que decidieron evacuar sus casas asciende a las 600.000, según la ONU. La mayoría vive en la calle y sin saber si algún día podrá regresar a su casa.

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