La búsqueda del Titan continúa para hallar más restos que ayuden a la investigación

El operativo se centra ahora en recuperar piezas menores del sumergible con robots subacuáticos para aclarar cómo se produjo la implosión

U.S. Coast Guard Capt. Jamie Frederick, center left at microphone, faces reporters during a news conference, Wednesday, June 21, 2023, at Coast Guard Base Boston, in Boston. A Canadian surveillance vessel has detected more underwater noises in the area where rescuers are searching for a submersible that went missing in the North Atlantic while bringing five people down to the wreck of the Titanic, authorities said Wednesday. (AP Photo/Steven Senne)
U.S. Coast Guard Capt. Jamie Frederick, center left at microphone, faces reporters during a news conference, Wednesday, June 21, 2023, at Coast Guard Base Boston, in Boston. A Canadian surveillance vessel has detected more underwater noises in the area where rescuers are searching for a submersible that went missing in the North Atlantic while bringing five people down to the wreck of the Titanic, authorities said Wednesday. (AP Photo/Steven Senne)
Associated Press/LaPresseSteven

Ha empezado el luto y se acabaron las conferencias de prensa, pero no la búsqueda. El monumental operativo internacional que han llevado a cabo al menos tres países para intentar rescatar a los cinco tripulantes de un sumergible que hacía turismo entre los restos del Titanic incluía nueve barcos estadounidenses, canadienses y franceses, algunos de los cuales se han retirado ya de la zona. Otros, sin embargo, aún continúan en la zona.

Tras anunciar el jueves que habían encontrado pruebas de un accidente tan "catastrófico" del que no podían haber quedado supervivientes, el contraalmirante de la Guardia Costera estadounidense John Mauger informó que en las siguientes 24 horas se produciría la "desmovilización". El Pentágono calcula que costaba decenas de miles de dólares la hora, por lo que la factura final se estimará en varios millones. Un avión P3 Orión de turbopropulsión, un P8 Poseidón con capacidades submarinas y un Hércules C-13 oteaban la superficie del mar en busca de restos, con la esperanza de que el sumergible saliera a flote con sus ocupantes.

Ahora lo que prevalecerá serán los robots subacuáticos operados remotamente que seguirán bajando al fondo del mar en busca de otras piezas menores del Titan. Su análisis posterior permitiría elaborar un detallado informe sobre la implosión que acabó con la voyerística experiencia de escudriñar los restos del crucero hundido en 1912.

Es una cuestión de orgullo para la industria submarinista, que se preciaba de no haber tenido ningún accidente parecido en medio siglo. Y había una razón para ello. Los estándares del sector eran rígidos, se trataba de una cuestión de vida o muerte que el fundador de OceanGate despreciaba. "Quiero que se me recuerde como un innovador", dijo Stockton Rush en una entrevista para un documental de una televisión mexicana. Estaba tan convencido de que bajar a 3.800 metros al fondo del mar en su Titan era "más seguro que cruzar la calle", que incluso llegó a afirmar que él mismo pilotaría la nave y se convirtió así en la víctima de su propia ensoñación.

En todo caso, nadie duda de que creía firmemente en lo que decía. Otra cosa es que tuviera razón. Su sumergible estaba fabricado con fibra de carbón y titanio, materiales que no estaban aprobados precisamente para esas profundidades porque con cada inmersión los tornillos se iban abriendo un poco más, hasta que se produjo la implosión fatal. El hecho de que se hayan encontrado tanto la proa como la popa, que protegían la cabina, desperdigadas a gran distancia da cuenta de lo ocurrido.

Materiales inadecuados

Las acaudaladas familias de las víctimas, no obstante, tendrán delante un caso complejo si quieren llevarlo a los tribunales, porque cada tripulante firmó un documento de tres páginas en el que se mencionaba la posibilidad de muerte en hasta ocho ocasiones. Con todo, si demuestran que OceanGate era consciente de que la embarcación era peligrosa, ese pliego de descargas podría perder su validez legal. "Creo que fue el general MacArthur el que dijo 'te recordarán por las reglas que hayas roto'", rememoró el empresario. "Yo creo que las he roto con buena ingeniería. ¿Fibra de carbono y titanio? Sí, hay una regla de que no puedes hacer eso y yo lo hice", presumía.

Pero los sumergibles se construyen habitualmente con acero, no con fibra de carbono, por mucho grado aeroespacial que tuviera. Además, con ello eliminaba la necesidad de comprar una espuma sintética muy cara y duradera que se usa para los sumergibles. "Eligiendo las reglas que quieres romper añades valor a otras y a la sociedad", explicaba convencido.

No se sabe cuánto de todo esto llegó a averiguar el joven Suleman Dawood, pero su tía Azmeh ha contado en varias entrevistas que estaba "aterrorizado" por el viaje en el que le embarcaba su progenitor, el multimillonario de origen pakistaní Shahzada Dawood. Este chico de 19 años aceptó la experiencia al fondo del mar en una claustrofóbica cabina porque era el Día del Padre en EE UU. Ambos compartirían algo que les uniría para siempre, la muerte.

Desde fuera, quienes conocían la industria no tuvieron dudas desde el primer momento de que el sumergible había sucumbido a la presión del mar. El director de cine James Cameron, un enamorado del Titanic que ha hecho 33 inmersiones a sus restos, además de una oscarizada película, contó a la cadena BBC que "con la tecnología que estaban usando" él nunca se hubiera metido en ese submarino. "OceanGate no debería haber estado haciendo lo que hacía, creo que eso está bastante claro", añadió. El Titan "no estaba certificado porque sabían que nunca pasaría el proceso", aseveró.

"Una gran mascarada"

Al poco de que se interrumpieran las conexiones con la nave nodriza que lo había trasladado hasta la zona del naufragio, un sofisticado sistema militar de detección acústica que la Marina estadounidense utiliza desde la Segunda Guerra Mundial para vigilar los océanos detectó una gran explosión, según publicó este viernes el diario The Wall Street Journal. La Marina se lo comunicó a la Guardia Costera, que no podía hacerlo público para no comprometer la seguridad nacional. Los guardacostas decidieron entonces continuar la búsqueda como una operación de rescate que, a juicio de Cameron, se convirtió "en una gran mascarada, porque todos sabíamos lo que había pasado".

Desde que la noticia de la explosión capturada por los sensores se difundió entre el pequeño círculo de exploradores marítimos, la cuenta atrás de las 96 horas de oxígeno que se atribuían a la nave irritó a muchos. "Sabíamos instantáneamente que el juego se había acabado", contó Cameron. "Sentí que era prolongar una mascarada de pesadilla en la que la gente iba por ahí hablando de ruidos metálicos y oxígeno extinguiéndose", lamenta ahora el cineasta.

En la misma semana en la que tres países unían sus recursos más sofisticados para rescatar a cinco millonarios, una humilde embarcación con más de 700 inmigrantes se hundió en las costas de Grecia. La Guardia Costera estadounidense no tiene permitido cargar a las familias con el costo de sus operaciones, porque la vida no tiene precio. Otras agencias gubernamentales sí lo harán, cuando se cierre una factura que será millonaria.

Las familias de las víctimas podrían demandar a la firma

El largo pliego de descargas que los pasajeros del Titan firmaban para eximir a su propietaria, la empresa OceanGate, de cualquier responsabilidad en caso de accidente podría no servir a la compañía para protegerse frente a posibles demandas de las familias de las víctimas. Eso dependerá, en buena medida, de los detalles que arroje la investigación sobre la causa del desastre, pero expertos legales ya han puesto la posibilidad de denunciar sobre la mesa.

"Si hubo aspectos del diseño o la construcción que se ocultaron o si se operó a pesar de la información de que (la nave) no era adecuada para la inmersión, eso iría absolutamente en contra de la validez de la exención", plantea Matthew D. Shaffer, abogado y experto en Derecho Marítimo con despacho en Texas. Los familiares de las cinco víctimas aún no se han pronunciado sobre una posible demanda, pero tampoco se sabe si OceanGate posee fondos suficientes para asumir unas hipotéticas indemnizaciones o incluso si cuenta con una póliza de seguro.

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