Casi 80 muertos y decenas de desaparecidos en un naufragio frente a las costas de Grecia

A 87 kilómetros de la localidad griega de Pylos, en la región sureña del Peloponeso, el mar Jónico se transformó en la madrugada del miércoles en un cementerio. Engullidos por las aguas, perdieron la vida al menos 78 migrantes al naufragar la atestada embarcación en la que viajaban rumbo a Italia. El pesquero Adriana, de 30 metros de eslora y que había partido cuatro días antes de la localidad libia de Tobruk, llevaba a bordo entre 500 y 700 viajeros, según informaron los rescatistas a medios helenos. Sin embargo, pese al amplio operativo de búsqueda desplegado desde primera hora de la mañana, solo 104 personas habían podido ser rescatadas con vida, cuatro de ellas en estado grave.

Dos buques patrulleros, un barco salvavidas, una fragata de la Armada, siete veleros, un helicóptero militar y un dron peinaban la zona del hundimiento en busca de supervivientes. Pero la falta de noticias conforme pasaban las horas no hacía sino confirmar a las autoridades griegas que estaban ante la mayor de las tragedias migratorias de los últimos meses en el Mediterráneo. "Esta es una catástrofe indescriptible. Tememos que lamentablemente suba mucho el número de muertos", confesaba desolado al diario Kathimerini el gobernador del Peloponeso, Panagiotis E. Nikas.

El Ministerio de Navegación heleno ha reconocido que "llevará días" la investigación de las causas del naufragio. Según la Guardia Costera, las condiciones climáticas eran buenas hasta el momento del hundimiento del Adriana, que se produjo en torno a las dos de la madrugada del miércoles tras volcar a unas 47 millas náuticas (87 kilómetros) de las costas griegas, en aguas internacionales.

El barco ya había sido detectado la tarde del martes por un avión de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) y dos buques que pasaron por el lugar. "En llamadas de teléfono consecutivas por parte de la Sala de Operaciones al buque para dar ayuda se recibió una respuesta negativa", precisó la Guardia Costera en un comunicado en el que añadió que incluso una embarcación "se acercó para dar alimentos, si bien los extranjeros rechazaron los suministros y cualquier otra asistencia". Los ocupantes, añade la nota, "expresaron su deseo de continuar su viaje hacia Italia" a bordo del Adriana, que según la emisora estatal griega ERT horas antes del naufragio había cambiado de dirección varias veces y mantenía una velocidad baja.

Aunque Atenas no quiso ofrecer detalles sobre las nacionalidades de los migrantes, medios locales detallaron que la mayoría eran hombres jóvenes, de alrededor de 20 años, procedentes de Afganistán y Pakistán. Asimismo, supervivientes relataron que a bordo de las bodegas también viajaban mujeres y niños.

"Clínica al aire libre"

En Kalamata, la segunda ciudad más poblada del Peloponeso, se instaló este miércoles "una clínica al aire libre en el puerto para examinar a quienes necesitan atención médica", informó Yannis Karvelis, portavoz del operativo de emergencia. Se habilitó igualmente un área de alojamiento temporal en los antiguos almacenes del muelle, hasta que se adopte una decisión sobre el traslado de los migrantes.

Los cuatro heridos más graves tuvieron que ser llevados en helicóptero al hospital de Kalamata, donde comenzaban a acumularse los cadáveres en la morgue. El gobernador del Peloponeso precisó que dado que el centro no cuenta con una infraestructura suficiente dar cabida a tal cantidad de muertos, se han habilitado camiones frigoríficos para el "manejo adecuado de los cuerpos".

Grecia es una de las rutas más comunes usadas por los migrantes que desean llegar a la UE. La mayoría llega a las islas helenas desde la vecina Turquía, aunque otros barcos, como el Adriana, deciden realizar un viaje mucho más largo y arriesgado hacia Italia para tener un mejor acceso a los países de Europa Central.