La frontera entre Rusia y Ucrania: una barrera de mil kilómetros de minas

El ejército ruso ha sembrado con explosivos la línea del frente para contener una posible contraofensiva

Inspección de un área en busca de minas y proyectiles sin explotar en la región de Kharkiv, en Ucrania.
Inspección de un área en busca de minas y proyectiles sin explotar en la región de Kharkiv, en Ucrania.
REUTERS

En la pasada reunión del G-7 en Hiroshima, la imagen de Volodímir Zelenski como centro de atención de los líderes de las principales potencias mundiales acaparó la histórica cita. Sin embargo, otra conferencia de tono más modesto pasó desapercibida. El ministro de Política Agraria, Mykola Solski, pidió a sus homólogos ayuda financiera para desminar los campos ucranianos tras exponer que existen 470.000 hectáreas de cultivos plagadas de artefactos explosivos que han matado a decenas de agricultores. Los 26.000 desactivadores que trabajan para Kiev, muchos de ellos profesionales de agencias privadas, han conseguido sanear 57.000 hectáreas en un lento proceso debido al riesgo y la complejidad de su labor, pero también a la falta de maquinaria especializada, aclaró Solski. Aun así, se han desarmado 350.000 minas.

Occidente ha suministrado a Ucrania un vasto arsenal. Desde rifles a misiles, blindados, carros de combate e incluso minas; trampas que ha dejado en el camino para fortificar sus líneas y bloquear el avance de los rusos y que ahora debe también eliminar si quiere volver sobre sus pasos en una eventual contraofensiva. De todo ese material, lo que menos han enviado los aliados son máquinas 'limpiadoras' que neutralicen los campos minados, a pesar de que Kiev ha reunido una flota aceptable de Leopard 2R -suministrado por Finlandia y que adosa un gran rastrillo blindado a un carro de combate-, el robot Armtrac 400 o el M58MICLIC. un sistema remoto de patente estaounidense que detona un cordón explosivo para activar las bombas enterradas y abrir un pasillo a los convoyes militares.

Washington ha rechazado, sin embargo, enviar su joya de la corona: el M1150 Assault Breacher Vehicle (ABV) que estrenó en 2010 contra los talibanes en Afganistán. Así que Ucrania debe valerse sobre todo del UR-77 Meteorit que guardaba en el garaje, un blindado desactivador eficaz, polivalente y heredado de la URSS.

La urgencia para intensificar el desminado que manifestaba Solski en el G-7 no solo afecta a los campos de cereal. La existencia de un número tan cuantioso como desconocido de artefactos enterrados a lo largo de los mil kilómetros de frente ruso son uno de los principales obstáculos para un contragolpe de Ucrania. Y se trata de un obstáculo, a priori, apabullante si el diagrama de ataque que baraja Kiev -o al menos, así lo quiere reflejar en los análisis occidentales- resulta parecido al que cualquiera ha podido contemplar en una película bélica clásica: avanzar como una daga y pinchar el cerco ruso allí donde resulta más débil.

Siete modelos de trampa

Cierto es que la larga batalla de Bajmut ha diezmado las fuerzas invasoras, desgastado su arsenal y evitado que Moscú golpeara en otros enclaves del Donbás. Pero también le ha dado a los rusos el tiempo necesario para fortificar su línea de contacto de una manera que impresiona a muchos observadores internacionales. Han cavado miles de kilómetros de trincheras serpenteantes, edificado defensas, colocado miles de 'colmillos' de hormigón destinados a frenar los tanques y sembrado el terreno con explosivos.

El espionaje aéreo ha permitido a Kiev observar el trabajoso diseño defensivo puesto en práctica por su enemigo. Paralela al frente ha instalado una franja formada por dos barreras de minas antitanque y otra antipersona intercalada. Y para llegar a esa endiablada trampa, previamente los ucranianos deben limpiar los cebos que ellos mismos han colocado en el campo de batalla.

El número de artilugios es desconocido, pero unos 174.000 kilómetros cuadrados de suelo ucraniano están minados. Rusia ha plantado hasta siete modelos diferentes de trampas, entre ellas el POMZ-2M (una mina antipersona que se clava como una estaca en el suelo) y presumiblemente la 'mariposa', prohibida por la Convención de Ginebra. Debe el nombre a su forma alada, que le permite planear tras ser lanzada desde el aire por un proyectil de racimo. Apenas mide cinco centímetros, pero puede dejar sin piernas a quien la pisa.

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