El alcalde de Florencia se enfrenta y detiene a activistas que arrojaban pintura a la fachada del histórico Palacio Vecchio
Un chico y una chica se pusieron delante de este edificio, sede del Ayuntamiento y símbolo arquitectónico con más de ocho siglos de antigüedad, y empezaron a arrojar pintura naranja.

El alcalde de la ciudad italiana de Florencia, Dario Nardella, se enfrentó y detuvo a dos activistas medioambientales mientras arrojaban pintura naranja a la fachada del histórico Palacio Vecchio, sede del Ayuntamiento.
Los activistas, un chico y una chica, se pusieron delante de este edificio, símbolo arquitectónico y de más de ocho siglos de antigüedad, y empezaron a arrojar pintura naranja contra sus muros, a espaldas de la copia de la escultura del David de Miguel Ángel.
L’attacco all’arte, la cultura e la bellezza, che sono inermi davanti alla violenza e che nascono per il bene dell’umanità non può mai giustificare la battaglia per una causa, anche la più condivisibile. pic.twitter.com/7W9Vg4Q6Vf
— Dario Nardella (@DarioNardella) March 17, 2023
En ese momento fueron alcanzados corriendo por el regidor, con dos agentes de la policía municipal, al grito de "¿qué cojones hacéis?", dándoles algunos empujones, según se ve en un vídeo difundido por los medios locales.
🔵#Firenze Attivisti ambientalisti di "Ultima Generazione" hanno imbrattato la facciata di #PalazzoVecchio. Già iniziata la pulizia, partecipa anche il sindaco Nardella. "Sono dei barbari. Non è così che si protesta".pic.twitter.com/hgUmiIrCML
— Rai Radio1 (@Radio1Rai) March 17, 2023
Uno de ellos, ya reducido por la policía, explicó que su acción era para "sancionar un edificio que es símbolo del poder", mientas era increpado por los viandantes. Un joven le reprochó a gritos que "no iban a cambiar el mundo" con estas iniciativas.
Los dos jóvenes fueron arrestados y llevados a rastras a comisaría, pues se negaban a caminar.
— Nicola Giocoli (@ngiocoli) March 17, 2023
Inmediatamente después empezaron las labores de limpieza de este edificio, dirigidas por el propio alcalde, que junto a otros vecinos se afanaba en frotar con un cepillo la piedra del edificio.