terremotno en turquía y siria

"Pensamos que había llegado el apocalipsis"

Los supervivientes del terremoto relataron el temor y la confusión que se vivió en la madrugada del lunes y luego con las continuas réplicas

Miles de muertos por el sismo: al menos 1.498 en Turquía y 851 en Siria
Miles de muertos por el sismo: al menos 1.498 en Turquía y 851 en Siria
REFIK TEKIN

"Ya no tengo fuerzas". Fueron las palabras de los pocos supervivientes que se escuchaban bajo los escombros cuando los rescatistas intentaban abrirse paso para llegar a las víctimas, relató un estudiante de periodismo Muhammet Fatih Yavus. La catástrofe ha perdonado la vida de varias personas que la vivieron en primera persona. "Se escuchaban gritos por todas partes", relató un hombre de 30 años. "Empecé a sacar rocas con las manos. Sacamos a los heridos con amigos, pero los gritos no paraban. Entonces llegaron los equipos de rescate".

Los trabajadores de rescate buscaban supervivientes en la zona

De extremo a extremo, los ciudadanos pudieron sentir el temblor que a pocos metros acababa con la vida de más de mil personas. El estruendo de los edificios derrumbándose en medio de la lluvia y la nieve despertaron a casi todo el país. Sako explicó que él y su familia estaban durmiendo y "de repente ha empezado a temblar toda la casa. Vivimos en un tercer piso y tenía la sensación de que se estaba agrietando. He salido corriendo de la cama y hemos salido corriendo hacia el coche".

El asombro ha superado por mucho cualquier experiencia pasada de quienes estaban en Kahramanmaras. "Nunca había visto algo así en mi vida. Nos balanceamos durante casi un minuto", señaló Nilüfer Aslan. Tras reunirse en un mismo lugar todos los que residían en la vivienda "solo aspiramos a morir juntos. Fue lo único que se me pasó por la cabeza", narró.

La preocupación aumentaba cuando se continuaba percibiendo las replicas. "Todos están en las calles, la gente está confundida sobre qué hacer. Justo ante nuestros ojos, las ventanas de un edificio explotaron", indicó Özgül Konakçi, de 25 años, residente en Malatya. A la hora del terremoto en la madrugada, la mujer y su hermano sintieron el temblor y alcanzaron a huir. "Miré la lámpara, parecía que se iba a derrumbar. Tan pronto como cogimos a mi sobrino de tres años, escapamos", puntualizó.

Otros que llevan toda su vida en la región, son conscientes de vivir en una zona de alto riesgo de seísmos, pero la de ayer fue una situación nunca antes vista. Melisa Salman, vive en Kahramanmaras, y dijo que estaba acostumbrada a "ser sacudida", pero lo ocurrido este lunes era "la primera vez que experimentamos algo así". "Pensamos que había llegado el apocalipsis", destacó.

Algunos regresaron a sus casas para recoger algo de ropa para abrigarse y resguardarse del frío. Pero, unos minutos más tarde, los continuos temblores vetaron el regreso a sus casas. "No sabemos a dónde ir, hemos perdido todo. Nos hemos quedado sin hogar", lamentó una mujer de 50 años.

Las personas que estaban por suerte lejos del epicentro, se llevaron la sorpresa en la mañana. "La noche anterior todos se fueron a dormir con el frío de las nevadas y la noticia del cierre temporal de las escuelas para evitar tragedias. Pero al despertar nos hemos enterado del terremoto", aseguró Ayaz. "Durante varias horas después del terremoto se sentían las réplicas y todos estábamos muy asustados de que llegará a nosotros. Nos sentimos en peligro todo el tiempo", añadió.

Decenas de deportistas han fallecido en el siniestro. Muchos de ellos se encontraban albergados en hoteles a la espera de los próximos torneos en el país. Ante la oleada de muertes, el exportero turco del Fenerbahce, Volkan Demirel, y ahora entrenador de Hatayspor envió un mensaje a través de sus redes sociales. "Quiero que envíen todos los recursos que tengan. Por favor, por el amor de Dios, la gente está muriendo aquí", dijo Demirel en una transmisión en vivo con lágrimas en sus ojos.

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