Putin y Xi Jinping garantizan un liderazgo alternativo a la política "unipolar" de EEUU

China, no obstante, muestra un ligero distanciamiento de Rusia al expresar su preocupación por el desarrollo de la crisis de Ucrania.

Putin, Xi Jinping y Khürelsükh en su reunión de este jueves
Xi Jinping y Putin, junto al líder de Mongolia, Ujnaagiin Jurelsuj, en su reunión de este jueves
EP

Aunque es ya notorio que Rusia y China llevan desde hace tiempo una trayectoria convergente en numerosos terrenos, no solo en el campo de la cooperación comercial, energética o militar sino también en una geoestrategia conjunta, sus respectivos presidentes, Vladímir Putin y Xi Jinping, exhiben con frecuencia esa proximidad como toque de atención a sus grandes adversarios: Estados Unidos, la OTAN y Occidente en su conjunto.

Este jueves en la milenaria ciudad uzbeka de Samarcanda tuvieron oportunidad de incidir una vez más en sus puntos coincidentes. Al mismo tiempo se comprometieron a liderar a nivel mundial una alternativa a lo que consideran el mundo "unipolar" promovido por Washington.

Putin y Xi se reunieron por última vez a comienzos de febrero en Pekín con motivo de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, pocos días antes de que Rusia iniciara la invasión de Ucrania. Entonces proclamaron una amistad "sin límites". Desde aquel momento, como ambos subrayaron este jueves, han hablado muchas veces por teléfono.

Una de las cuestiones que ocupó una parte significativa de las conversaciones en Samarcanda entre los líderes de China y Rusia fue la situación en torno a Ucrania. A este respecto, Putin manifestó al comienzo del encuentro con su homólogo chino que apreciaba "mucho la posición equilibrada de los amigos chinos en relación con la crisis de Ucrania". "Entendemos sus preguntas y sus preocupaciones sobre este asunto y durante esta reunión, por supuesto, explicaremos en detalle nuestra posición sobre esta cuestión, aunque de esto ya hemos hablado antes", manifestó el jefe del Kremlin.

La guerra en Ucrania es uno de los muchos asuntos delicados en las relaciones entre Moscú y Pekín. Por un lado, China no apoyó a Moscú cuando la ONU votó a favor de una resolución condenando la invasión de Ucrania, pero por otro, tampoco se opuso abiertamente a la invasión ni se unió a las sanciones. No obstante, fuentes de ambas partes sostienen que Xi Jinping querría que la contienda termine cuanto antes y ha pedido a Putin que recurra a la negociación con Kiev.

El tema de Taiwán estuvo también sobre la mesa. El presidente ruso le dijo a su homólogo chino que Moscú se adhiere al principio de "una sola China" y condenó "las provocaciones de Estados Unidos y sus satélites en el estrecho de Taiwán". El Ejército y la Armada de China realizaron maniobras militares, simulando un bloqueo de la isla, alrededor de Taiwán después de que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, efectuara el mes pasado una visita. El Gobierno de Taipéi rechaza taxativamente las exigencias de soberanía de China.

Las presiones de Estados Unidos y sus aliados sobre Moscú y Pekín, precisamente por vulnerar principios del Derecho Internacional en los casos de Ucrania y Taiwán, motivaron que Putin arremetiese este jueves de nuevo contra el concepto de "mundo unipolar" que, según él, se defiende desde Washington.

Una forma "monstruosa"

"Los intentos de crear un mundo unipolar han cobrado recientemente una forma absolutamente monstruosa y son completamente inaceptables", afirmó el jefe del Kremlin. A lo que Xi respondió que "China está dispuesta a hacer esfuerzos junto con Rusia para asumir su responsabilidad como grandes potencias y adoptar el papel de guías para inyectar estabilidad y energía positiva en un mundo caótico".

Según los medios de comunicación de Pekín, el primer mandatario de la República Popular China le prometió a Putin en ese encuentro que su país "quiere trabajar con Rusia para apoyar con fuerza (...) los intereses fundamentales mutuos y profundizar en la cooperación comercial, agrícola y en otros ámbitos".

La reunión mantenida el jueves en Samarcanda por los presidentes de Rusia y China se ha organizado al margen de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), cuyos trabajos arrancan este viernes y en los que participarán, además de Putin y Xi Jinping, los dirigentes de India, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán. La OCS incluye también cuatro países "observadores" -Afganistán, Bielorrusia, Irán y Mongolia- y seis asociados -Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Nepal, Sri Lanka y Turquía-. Esta alianza, creada en 2001, es una organización de carácter político, económico y de seguridad frente a las instituciones occidentales.

El asesor de política exterior del Kremlin, Yuri Ushakov, señaló esta semana que "la OCS ofrece una alternativa real a las organizaciones Occidente-céntricas". Según sus palabras, "no es un bloque militar formal como la OTAN ni una organización integrada como la Unión Europea, pero sus miembros trabajan juntos en cuestiones de seguridad, cooperación militar y promoción del comercio".

Los primeros mandatarios de Rusia y China, asimismo, mantuvieron también este jueves una reunión trilateral sobre energía con el líder de Mongolia, Ujnaagiin Jurelsuj. Estuvo dedicada fundamentalmente a hablar sobre el gaseoducto que Moscú construye actualmente para suministrar carburante a Pekín y que pasará a través de Mongolia. 

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