El autor de la matanza de Kazán, un desquiciado con licencia de armas

Le diagnosticaron una enfermedad cerebral grave pero recibió el permiso para ir armado, lo que investiga la justicia para determinar posibles responsabilidades.

Ilnaz Galyaviev
Ilnaz Galyaviev
ARTEM DERGUNOV/Reuters

El Comité de Instrucción de Rusia (SK en sus siglas en ruso) anunció este miércoles que Ilnaz Galiáviev, el joven de 19 años que entró el martes a tiros en la escuela número 175 de Kazán, la capital de Tatarstán, y mató a siete escolares, una profesora y una empleada, "padecía una enfermedad cerebral" cuya naturaleza no ha sido dada a conocer. A Kazán, en donde por la tarde tuvo lugar el entierro de los nueve fallecidos, se han trasladado más de un centenar de investigadores del SK para esclarecer lo sucedido.

El órgano judicial ruso llama la atención sobre el hecho de que Galiáviev sufriese una enfermedad neurológica capaz de influir en su comportamiento y, sin embargo, su caso, pese a estar reflejado en historiales médicos, no aparecía registrado por ninguna parte como digno de tenerse en cuenta ante la posibilidad que solicitase permisos de armas o de conducir. Y eso pese a que, según los investigadores, sufría a veces fuertes dolores de cabeza y había acudido al médico para tratarse. Uno de los diagnósticos hablaba de "encefalopatía y daño cerebral".

El SK ha podido también determinar que, en los últimos meses, sus familiares notaron que Galiáviev mostraba un comportamiento cada vez más irascible y agresivo. Ahora va a ser sometido a un profundo examen psiquiátrico y psicológico, ya que su actual estado, según el órgano judicial, "impide acometer las necesarias diligencias". El acusado, al que el juez ha puesto bajo custodia preventiva durante los dos próximos meses, se niega a responder en los interrogatorios y no hace más que repetir que es Dios y que odia a todo el mundo.

El SK se propone averiguar por qué, dada la gravedad del estado mental de Galiáviev, pudo obtener la licencia para portar y utilizar armas, lo que le permitió adquirir una escopeta de fabricación turca, Hatsan Escort, con la que entró el martes en el colegio y la emprendió a tiros con todo lo que se movía. Llevaba en ese momento puesta una máscara en la que ponía Dios. Quince minutos antes de perpetrar el ataque, el joven asesino anunció en su cuenta de la red social Telegram que se proponía liquidar a "una gran cantidad de biorresiduos" y luego suicidarse. La ilustró con una foto propia con la máscara que luego utilizó durante la masacre.

Entierro de las víctimas

Este miércoles fue un día de luto en Tatarstán, se enterró a los muertos y durante todo el día no cesaron de acudir personas a colocar flores, retratos, muñecos de peluche y velas en el memorial instalado frente a la escuela. Mientras, en la sociedad rusa se ha vuelto a desencadenar el debate sobre la necesidad de restringir las licencias de armas. En este sentido, el Comité de Seguridad de la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso) presentó en las últimas horas un proyecto de ley que endurecerá las condiciones para ello, elevando entre otras cosas la edad de los aspirantes para poder recibir el permiso de uso de armas de fuego.

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