Cuatro países que han cumplido un siglo este año

Acontecimientos históricos como la ‘Gran guerra’ o la Revolución Rusa transformaron notablemente el panorama geopolítico presente hasta 1918.

El Palacio de Mir, en la ciudad homónima bielorrusa.
El Palacio de Mir, en la ciudad homónima bielorrusa.
@domo_the_traveller

Aunque ahora parezca que llevan toda la vida, existen multitud de países jóvenes que hace poco tiempo no eran más que territorios integrados en otras naciones. En un contexto que sigue siendo cambiante, hay actualmente en el mundo estados milenarios (España, Reino Unido...), otros con una trayectoria de décadas (los casos de India o Ghana ) y algunos que no tienen ni diez años (como Sudán del Sur).

Los acontecimientos históricos más relevantes del siglo XX, entre los que se encuentran la Revolución Rusa, la Primera Guerra Mundial o el proceso de descolonización, alteraron notablemente el panorama geopolítico mundial, lo que se reflejó en la constitución de diversos países que han llegado como tal hasta nuestros días, algunos de los cuales han cumplido un siglo este año.

Azerbaiyán: hasta 1918 no existió un Estado azerbaiyano. Tras la Revolución Rusa, Azerbaiyán, Armenia y Georgia se unieron en una república federal transcaucásica que apenas duró unas semanas en ese año, pues los tres países declararon su independencia poco después (en el caso de Azerbaiyán, el 28 de mayo). Sin embargo, en abril de 1920 entraron las tropas soviéticas en el territorio y apenas se encontraron con resistencia. Azerbaiyán fue parte de la URSS hasta que declaró su independencia definitiva en 1990, que fue reconocida el año siguiente. Entre 1991 y 1994 estuvo en guerra con los independentistas armenios de la región del Alto Karabaj, una zona de facto que funciona como Estado independiente, aunque no reconocido, y que sigue albergando batallas de manera intermitente. El país tiene casi 9,8 millones de habitantes, una superficie de 86.600 kilómetros cuadrados y su capital es Bakú. Bielorrusia: era la más pequeña de las repúblicas eslavas de la URSS, siendo las otras dos Rusia y Ucrania. A pesar de tener una identidad e idioma propios, no había sido independiente nunca hasta 1918, habiendo estado bajo soberanía lituana, polaca y rusa. No obstante, ese año lo fue por poco tiempo, pues, aunque los alemanes tenían la intención de crear unos estados títere en Europa del este y apoyaron la creación de la República Nacional Bielorrusia, perdieron la guerra, por lo que el país acabó convirtiéndose en una de las cuatro repúblicas fundadoras de la Unión Soviética y no declararía su independencia final hasta la disolución de esta, en 1991. El país, cuya capital es Minsk, tiene 9,6 millones de habitantes. Letonia: Letonia declaró la independencia de Rusia el 18 de noviembre de 1918. Aunque el país no se vio tan afectado por la Gran Depresión como su vecina Estonia, el primer ministro de entonces, Kärlis Ulmanis, disolvió el Parlamento en 1934 e instauró un régimen autoritario. En 1940, el ejército soviético entró en el país, que pasó a ser una república socialista más de la URSS después de que se convocaran elecciones con una sola lista de candidatos permitida. El 21 de agosto de 1991, Letonia volvió a declarar su independencia. Su capital es Riga y es miembro de la Eurozona desde 2014. Lituania: el pasado 16 de febrero, tuvieron lugar en este antiguo satélite soviético las celebraciones con motivo de sus 100 años de vida. No obstante, Lituania ya había sido independiente con anterioridad. A mediados del siglo XIII, las tribus lituanas se unieron y nombraron rey a Mindaugas, dando inicio a un gran ducado que se unió a Polonia en 1385 y que en 1569 pasó a ser la Mancomunidad de las Dos Naciones. Esta asociación entró en decadencia a partir del siglo XVIII, cuando Lituania acabaría bajo dominio ruso. En 1915, Alemania lo ocupó con el objetivo de crear un nuevo Estado satélite al final de la Primera Guerra Mundial. Pero el país, cuya capital es Vilna, declaró su independencia en 1918, aunque los alemanes no se retirarían de él hasta el final del conflicto, cuando los rusos intentaron, sin éxito, recobrar el territorio. La constitución de 1922 contemplaba una democracia parlamentaria, pero un golpe de Estado instauró en 1926 un sistema autoritario bajo la presidencia de Antanas Smetona. Esta autonomía se extendería hasta la Segunda Guerra Mundial, pues en 1940 el país pasaría a ser una república más de la URSS, hasta que en 1991 volvió a proclamar su soberanía.

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