Los países de Interpol piden cooperación ante una criminalidad sin fronteras
La Asamblea General insistió en poner en el punto de mira a la amenaza terrorista.
Los ministros participantes en la Asamblea General de Interpol coincidieron en subrayar el carácter "indispensable" de la cooperación policial, actualmente en niveles insuficientes para la amenaza en expansión de una criminalidad organizada que no conoce fronteras.
Uno de los ejemplos más repetidos por los representantes de los 166 países presentes en la Asamblea General, que se celebra esta semana en Mónaco, fue la amenaza del terrorismo y, en particular, el fenómeno de los combatientes extranjeros que se incorporan en grupos yihadistas.
El ministro español de Interior, Jorge Fernández Díaz, subrayó que "el terrorismo internacional, verdadera amenaza global, sólo se combate de forma eficaz mediante la cooperación", que ofrece resultados.
Para ilustrarlo, Fernández Díaz indicó que desde 2001 en España ha habido 26 operaciones que han permitido arrestar a "124 terroristas internacionales" y que sólo desde 2013 han sido 44.
En cuanto al fenómeno de los combatientes extranjeros yihadistas, señaló que los registrados por los servicios de seguridad españoles se cuentan por "decenas", mientras que en otros países aliados son "centenares".
Interpol creó en abril de 2013 una base de datos para que sus países puedan compartir informaciones sobre las personas que han viajado o tienen intención de ir a combatir con organizaciones yihadistas, como el Estado Islámico (EI), y en la actualidad hay 1.300 nombres de los 33 países que participan en esa iniciativa.
El titular francés de Interior, Bernard Cazeneuve, consideró que Interpol es ahora una organización "más que nunca indispensable", justo un siglo después de que se sentaran las bases de su puesta en marcha con un congreso de cooperación judicial y policial que se celebró precisamente en Mónaco en abril de 1914, con delegados de 27 países.
Cazeneuve hizo notar que, en este tiempo, "las amenazas criminales han cambiado de naturaleza" pues ahora hay estructuras capaces de destruir la organización de las sociedades actuales con ciberataques y "ejércitos de terror", que pretenden llevar a cabo "proyectos bárbaros".
"Esos predicadores del odio -avisó- no diferencian entre nuestros pueblos, entre nuestras sociedades, entre nuestros continentes", y han llevado a cabo recientemente ataques en Canadá, Bélgica, Nigeria o Mali, recordó.
Por eso, el ministro francés dijo estar "convencido de que el papel de Interpol (...) está llamado a incrementarse".
El viceministro chino Meng Hongwei, tras constatar que "estamos en una aldea global", resaltó que, desde hace un año, su país ha sufrido también acciones terroristas que vinculó con "fuerzas exteriores".
Meng mostró su esperanza de que "Interpol pueda ayudarnos" mediante una plataforma operativa común, bases de datos de terroristas, mecanismos para cortar los flujos de financiación y para obstruir la difusión por internet de "mensajes terroristas".
El responsable chino sugirió que la organización con sede en Lyon -que trabaja en un centro sobre tecnologías avanzadas contra la delincuencia en Singapur- podría promover la autentificación de documentos con el fin de acelerar los procedimientos de extradición.
El titular belga de Interior, Jan Jambon, apostó por ir más allá en el programa de Interpol sobre los combatientes extranjeros yihadistas, con el fin de hacer un seguimiento de sus movimientos.
Jambon relató que en Bélgica hay "docenas de investigaciones en curso" sobre esas personas, que ya ha habido condenas y que 45 individuos se enfrentan en la actualidad a los tribunales.
Ante la dimensión de este fenómeno, las autoridades belgas han reformado su legislación para inculpar a personas que actúen en grupos terroristas en el extranjero y se plantean retirar su nacionalidad, así como privarlos de pasaporte, para evitar que puedan desplazarse "de forma impune".