Gastronomía
La cocina en un rodaje: de mitad de una carretera al desierto de los Monegros
En un rodaje se suele disponer de varios servicios de alimentación, desde el arranque hasta la recena. No hay hora de comida, sino que se adaptan al tipo de escena y al número de tomas que se graban.
Aragón es un plató de rodaje. Películas, series, anuncios y videoclips utilizan enclaves de las tres provincias para filmar y una parte importante de estas sesiones de trabajo es la comida.
"Un rodaje es muy diferente a una boda o a otro tipo de eventos que estamos más acostumbrados", considera Iván Pascual, de Cal Gumer Events, que ha participado en varios rodajes en Aragón, como en Puente de Montañana o Benabarre y trabajó para 'Alcarràs'. Su última intervención ha sido en 'La abadesa', grabada en el castillo de Loarre hace unas semanas.
"Los rodajes son una pasada, de lo que has planeado a lo que pasa, dan mil vueltas", cuenta Alejandro Heredia, de Eventos Las Buenas Migas, que en su currículo guardan filmaciones de anuncios, series y películas.
El servicio de comidas de un rodaje suele incluir del desayuno a la recena, pasando por el almuerzo, la comida, la merienda y la cena. No obstante, depende de la escena. "Nosotros hacemos un arranque, en el que toman café, fruta variada, sándwiches o bollería", enumera Pascual, a lo que a las horas se suma un bocadillo de mantenimiento. En la comida ofrecen varias opciones, por ejemplo, en el caso de Cal Gumer Events son tres primeros, tres segundos y tres postres en formato bufet. Precisamente esta empresa catalana apuesta por producto aragonés y trabaja con carne del pueblo de Tamarite de Litera, ya que están a pocos kilómetros de distancia.
El menú suele variar según la estación del año. Si en estos meses se opta más por caldos, en primavera y verano las principales propuestas son ensaladas, gazpachos o sopas frías. "Nos adaptamos al máximo", recalcan, atendiendo también a las necesidades de alergias, intolerancias, veganas o vegetarianas. Cuando el sol se oculta y es la hora de la recena, se presentan tortillas, croquetas, sándwiches y bollería salada, además de café e infusiones. Una curiosidad que encuentran es que si los actores son extranjeros reclaman platos típicos, como paella.
Los responsables de estos trabajos valoran la gastronomía, pero también la rapidez. Los empresarios coinciden en que trabajan con unos horarios "muy marcados", pero a veces cambia la programación en función de la grabación. "En una película iban a comer a las 14.00 y a las 18.00 todavía no habían terminado de grabar", recuerda Heredia.
Unas empresas optan por cocinar en sus instalaciones y servir línea caliente, mientras que otras montan una cocina donde sea. "Hemos instalado nuestra cocina el desierto de los Monegros, en mitad de la carretera que une Belchite con Quinto o en casas abandonadas", relata Heredia, que tras nacer como empresa de comidas populares acabó en el mundo del rodaje casi por azar.
"En un rodaje, el estand de la comida tiene que estar cerca", coinciden ambos, que se sienten parte del equipo.
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