La sostenibilidad en la cocina es un tema que interesa. Algo que va más allá del reciclaje, el kilómetro cero, no generar residuos… En este asunto también se encuentra una dimensión social que el cocinero zaragozano Luis Vicente quiere poner en marcha. Lo mencionó en una mesa redonda del pasado simposio de gastronomía sostenible, que se celebró en la capital aragonesa, lo que le ganó el aplauso e interés incluso de cocineros con estrellas Michelin y soles Repsol.

"Que no le falte un plato caliente de comida a nadie que lo necesite" es su propósito, y todo "a coste cero". Su idea se despertó durante la pandemia, cuando varios profesionales de la hostelería comenzaron a trabajar de forma altruista y que algunos todavía continúan. "Creo que entonces ganamos credibilidad con nuestra vena social", manifiesta Vicente.

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"En primer lugar necesitamos un local con chimenea, que podemos pedir a alguna institución", cuenta el chef, que ya ha tenido contacto con algunas. "También los electrodomésticos y los alimentos", que pueden proceder de particulares, como ya ha planteado. El excedente es una "realidad", asegura este hostelero.

En cuanto a la mano de obra, una opción serían los chefs de la Asociación Gastrositios, que engloba en torno 60 establecimientos de Aragón. "Podrían ser voluntarios de primer nivel", cuenta Vicente, por lo que participarían cocineros de reputada trayectoria. A ellos se sumarían alumnos de cocina que pudieran completar su formación en prácticas. "En las 80 horas que tienen que hacer trabajarían con casi una veintena de restaurantes, por lo que también sería un escaparate para ellos", añade el chef de El Escondite, en San José.

La iniciativa que proyecta Luis es los 365 días del año y se plantea como un "refuerzo a los comedores sociales" que ya existen en numerosos barrios, pero se trataría de una ayuda desde el lado de los hosteleros.