gastronomía

Lima Limón, todo hecho en el momento

En la barra de este bar de Zaragoza se puede encontrar una amplia gama de propuestas "de toda la vida".

Merche Ezquerro, al frente de Lima Limón.
Merche Ezquerro, al frente de Lima Limón.
Francisco Jiménez

Lo que iba a ser un bar con una carta de bocadillos y de ensaladas se ha convertido en un establecimiento donde disfrutar de un vermú que bien puede dejar fuera del día a la comida.

En la barra de Lima Limón se despliega un amplio abanico de marisco fresco. "Zamburiñas, navajas, langostinos, sepia, calamar, mejillones, pulpo, gambas...", enumera Merche Ezquerro, a la vez que los señala. Tiene buena mano con la plancha y todo lo hace en el momento, así que en este bar se sirve recién hecho.

Muestra de ello también son las crujientes madejas, que presenta sobre una pizarra con puerro. "Se me ocurrió un día hacerlas así y parece que han gustado", rememora. También lleva fama la tostada de solomillo. "Tuesto la hogaza, pongo bacon, piquillo caramelizado, el solomillo y ajo aceite", explica.

Madejas y salmueras, dos de las estrellas de Lima Limón.
Madejas y salmueras, dos de las estrellas de Lima Limón.
Francisco Jiménez

Es una barra tradicional, de las "de toda la vida" y de las que en algunos barrios casi es difícil encontrar en la actualidad. Hay arenque picante y banderilla de langostino pintado con Pimentón de la Vera. "Esta de aceitunas con bacalao es heredada de la anterior propietaria", recuerda Merche. Sin olvidar las raciones de calamares y la tortilla de patata, que solo hace una al día.

Las salmueras también las limpia en el momento y le piropean con que son "las mejores de Zaragoza". "Son cantábricas y el vinagre es muy especial, de una de estas pipetas perdidas que quedan en los pueblos", cuenta. Son de grandes dimensiones, tanto que puede costar comerlas de una sola vez.

No faltan las croquetas y los cariocas, con masa que ella misma hace. Merche es la cocinera, la camarera, la que compra en comercios de la zona y la sonrisa de este coqueto bar.

Cuando se le pregunta a Merche por lo mejor del bar, no deja terminar la frase: "La clientela, no tengo ninguna duda". Durante estos años y con su buena mano en los fogones ha conseguido una fiel parroquia que no ha espantado ni la pandemia ni las obras de la calle de Reina Fabiola durante meses.

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