gastronomía

El Festival Vino Somontano piensa en reivindicarse

Estos días tendría que haberse celebrado esta convocatoria, que el presidente de la D. O. quiere recuperar en cuanto sea posible.

Más de 253.000 se han canjeado por vinos y tapas.
Festival Vino Somontano en una imagen de archivo.
José Luis Pano

Estos días de la primera semana de agosto debería haberse celebrado una nueva edición del Festival Vino Somontano, una convocatoria gastronómica plenamente asentada en el calendario festivo de la Comunidad aragonesa pero que, por segundo año consecutivo, ha tenido que suspenderse a causa de la situación provocada por la pandemia. Como recordaba ayer Francisco Berroy, flamante presidente de la Denominación de Origen Somontano, en Barbastro y comarca se deja sentir la ausencia de este acontecimiento, que atrae a unas 12.000 personas cada día para degustar los vinos de las bodegas de la denominación y las tapas que preparan los bares y restaurantes de la comarca.

Durante los cuatro días que dura la muestra, que se abre de 21.00 a 1.00, se descorchan unas 14.000 botellas de vino, todas servidas en copas de cristal y a su temperatura, lo que supone una convocatoria sumamente atractiva para las bodegas y para el público asistente. En la última edición celebrada, en 2019, se batió el récord de venta de tiques que se intercambian por tapas o copas de vino: 254.000. Para poder atender como es debido a los asistentes, el consejo regulador contrata a 80 personas, que se complementan con las que los distintos establecimientos hosteleros tienen en sus puestos.

Por todo ello, Francisco Berroy aseguró que el festival, cuya primera edición se desarrolló en el año 2000, volverá a celebrarse en cuanto la situación lo permita, ya que ayuda a crear mucha cultura del vino, sobre todo entre la gente joven, y es una alternativa de ocio muy propicia en época veraniega que combina gastronomía, arte y cultura.

Cuando se creó el festival, hace ya 21 años, el motivo principal era la muestra gastronómica. Y al principio, para darla a conocer y atraer público se programaron actuaciones diarias en la plaza de toros de Barbastro con artistas de fama y calidad. Ya en la primera edición del festival hubo un cartel de primera línea, con el bailarín Joaquín Cortés, junto con The Supremes, The Georgia Mass Choir, la Orquesta Pérez Prado y Luz Casal durante el resto de veladas. La siguiente edición, en 2001, se inició con la presencia de Julio Iglesias, lo que permitió que se conociese el festival en todo el territorio nacional. También se subieron al escenario ese año Ana Belén y Víctor Manuel y Amaral.

Actuación de Julio Iglesias en el Festival Vino Somontano el 4 de agosto de 2001.
Actuación de Julio Iglesias en el Festival Vino Somontano el 4 de agosto de 2001.
Oliver Duch

La nómina de ilustres intérpretes se fue agrandando en ediciones posteriores: Rocío Jurado, Azúcar Moreno, Chayanne y Miguel Bosé (2002); David Civera, Jarabe de Palo y Juanes (2003);    Joan Manuel Serrat, Raphael, Estopa y Malú (2004); Miguel Ríos, Rafael Amargo, Marta Sánchez y Bonnie Tyler (2005); Joaquín Sabina, Waterloo, Melendi y Sergio Dalma (2006), y Joe Cocker, Isabel Pantoja, el ballet Antonio Gades y Rosana, en 2007, fueron, entre otros, los protagonistas de los conciertos.

Pero una vez cumplido el objetivo, se decidió cambiar el formato, ya que llegó un momento en que cada vez acudía menos gente a las actuaciones porque se iba directamente a la muestra gastronómica, que hubo de cambiar hasta cinco veces de ubicación para dar cabida a tanta demanda. Hasta que en 2014 se trasladó al recinto ferial barbastrense, con una capacidad suficiente para el desarrollo de un certamen de estas características. Desde entonces, se aprovecha la cercanía del Centro de Congresos y Exposiciones para complementar la programación de espectáculos musicales con teatro y otras artes escénicas durante las cuatro jornadas del festival.

Las esperanzas del consejo regulador, como apuntó ayer Francisco Berroy, están puestas en que en el año 2022 el festival vuelva a ser una realidad. Mientras tanto, se desarrollarán cuantas acciones sean posibles para seguir promocionando los atractivos enoturísticos y los vinos que salen de las 29 bodegas que se integran en esta denominación de origen.

Una de las catas con vistas, en el monasterio del Pueyo, organizadas por la Ruta del Vino Somontano.
Una de las catas con vistas, en el monasterio del Pueyo, organizadas por la Ruta del Vino Somontano.
Ruta Vino Somontano

Éxito de las catas con vistas

Este año, la Ruta del Vino Somontano ha estrenado una nueva modalidad enoturística muy apropiada para estos tiempos de pandemia: las catas con vistas. En total, durante todo el mes de julio se han hecho 14 catas de vinos de otras tantas bodegas en lugares de singular belleza, como el monasterio del Pueyo, el mirador de Adahuesca, la ermita de la Candelera o la carrasca milenaria de Lecina. 

El éxito ha sido total, pues se completaron los aforos de todas las catas, que han permitido degustar vinos al aire libre, disfrutando de los encantos del territorio, por lo que es casi seguro que esta nueva forma de atraer visitantes se pondrá en práctica en los próximos veranos.

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