Nueva añada y fresca incorporación

Llega la añada 2018 del rosado Alquézar, de Bodega Pirineos, que presenta su homólogo blanco con aguja.

Manuel Zorita -director comercial-, Silvia Arruego -gerente-, y Jesús Astrain, enólogo de Pirineos.
Manuel Zorita -director comercial-, Silvia Arruego -gerente-, y Jesús Astrain, enólogo de Pirineos.
E. Bueso

Una de las marcas imprescindibles de Bodega Pirineos (D. O. Somontano), Alquézar, acaba de aterrizar en el mercado con la nueva añada de uno de sus vinos de referencia, de aplastante éxito en Aragón, que cuenta ya con casi tres décadas de historia.

Según su propio elaborador, el veterano enólogo Jesús Astrain, "Alquézar 2018 es una fiesta de color, aroma y sabor en una explosión de juventud y fruta. Es intenso, aromático, muy frutal, que nos recuerda a aromas de cerezas, violetas, hierbabuena y gominolas. En boca es un vino muy suave, sabroso y elegante con un delicado dulzor que le aportan los azúcares naturales propios del vino, matizado por el carbónico que le da mayor frescura".

Además de este vibrante rosado, la principal novedad ha llegado con el lanzamiento de su homólogo blanco, que recupera la tradición de vinos blancos jóvenes y desenfadados con aguja en la estructura de la bodega, perteneciente al Grupo Barbarillo. Para el propio Astrain, "se aproxima al perfil de finura y elegancia comparable a la de ciertos espumosos europeos, con un suave dulzor y una fruta deliciosa". Está elaborado con la variedad gewürztraminer y destaca por una fresca sensación frutal muy persistente que está potenciada por una suave y apetecible burbuja.

Ambos vinos van dirigidos a un público joven y no iniciado que, a buen seguro, comenzará a mostrar interés por un mundo, el del vino, en el que por supuesto tienen cabida este tipo de referencias informales, amables, muy placenteras y a precios imbatibles.

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