Cuando el helado se convierte en un arte

El cocinero oscense Aitor Otín, propietario de la heladería Elarte de Huesca, ha sido nombrado uno de los 13 heladeros de excelencia en España.

Aitor Otín muestra la amplia gama de helados que ofrece en su local junto a la plaza San Antonio.
Aitor Otín muestra la amplia gama de helados que ofrece en su local junto a la plaza San Antonio.
J. Broto

La fabricación de helados se puede convertir en un arte cuando el objetivo es innovar con sabores, texturas y diversas combinaciones. Esto es precisamente lo que pretende Aitor Otín, un joven cocinero oscense que, seducido por la magia de los helados, cambió hace cuatro años el restaurante que tenía en Bierge por un obrador en la propia localidad del Somontano junto a su mujer y socia, María José Oliván.Una apuesta que ha tenido recompensa, ya que recientemente ha sido nombrado uno de los 13 heladeros de excelencia por la revista especializada 'Arte Heladero'.


Desde el pasado 1 de junio, además, la pareja ha abierto una heladería en pleno centro de Huesca llamada Elarte. "El nombre es un juego de palabras. Quisimos combinar el arte de hacer helados, con 'helarte' de frío y helado artesano", afirma Otín.


La lista de los 13 heladeros de excelencia de España la encabeza el reconocido Angelo Corvitto, por lo que Aitor Otín reconoce que no se esperaba en absoluto que, después de solo cuatro años de trabajo, lograse codearse con expertos que llevan toda la vida dedicándose a los helados. "Antes, si no eras hijo de heladero, nunca aprendías la cultura. Gracias a Corvitto, muchos que no conocíamos el mundo del helado, ahora nos dedicamos a ello", asegura Otín.


Poco más de dos meses y medio han pasado desde la apertura de Elarte junto a la plaza de San Antonio de Huesca, pero el joven heladero se muestra "muy satisfecho" con los resultados obtenidos. "De momento este verano en Huesca ha sido muy bueno en cuanto a repercusión en la población. En invierno quizá será más difícil, pero trataremos de que la gente siga comprando nuestros helados orientados hacia sabores de la época del año, como castañas, membrillos, turrones...", añade.


Aitor Otín abrió su restaurante en 2002 y, desde el principio, se sintió atraído por el mundo de los helados. "Todo empezó como un juego de ir probando a hacer helados de diferente sabores, pero poco a poco pasó a ser nuestro modo de vida. Vimos que a la gente le gustaba y por eso decidimos, primero, dedicarnos a ello en exclusiva y, después, poner la heladería", comenta.


Antes de la apertura de Elarte, la producción del obrador de helados y sorbetes se destinaba al completo a restaurantes y supermercados. A día de hoy, en cambio, parte de la fabricación mantiene el mismo destino, aunque otra gran parte se dirige ya a la heladería de Huesca.


Uno de los problemas que encontraba Otín, antes de abrir su propios negocio, era la dificultad que tenía en ocasiones para vender los helados más atrevidos, pues los establecimientos a los que comercializaba su producto no se atrevían a llegar al punto de innovación que ofrece el heladero oscense. "Muchos sabores son tradicionales, aunque quizá nadie los había pensado para un helado. De todo se puede obtener un helado, por eso desde el obrador tratamos de innovar día a día", declara Aitor Otín.


Todas las delicias que ofrece Elarte son naturales. Parten de una base de leche para los helados y de agua para los sorbetes. A partir de ahí, cualquier tipo de sabor es válido y posible de conseguir. Desde el helado de chocolate con sal hasta el sorbete de olivas con anchoa o de pimiento asado, pasando por otros sabores como la albahaca o el yogur de leche de oveja. Y todos ellos con muy buena aceptación entre los clientes oscenses.


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