Un gran cassoulet con burdeos en Café Volante

A pocos metros de la plaza de Paraíso, este establecimiento ofrece la posibilidad de adentrarse en la buena cocina francesa.

Exquisita tarta Tatin, con nata, de postre
Un gran cassoulet con burdeos en Café Volante
J.L.S.

En pleno centro de Zaragoza hay un pequeño trozo de Francia. Es el café Volante, que por algo se subtitula 'con un toque francés'. Su propietario, Boris Saunier, lleva ya más de tres años ofreciendo una gastronomía apegada a su origen, Burdeos, y se ha ido asentando poco a poco hasta convertirse en una referencia obligada entre los franceses residentes en Aragón y francófilos, que los hay y muchos.


La prueba palpable de lo bien que hacen las cosas es el cassoulet que preparan todos los jueves del año. La sirven en tartera de barro y lleva alubias blancas, una pizca de pato y una salchicha de Burdeos. Va precedida de canapé de paté y para terminar traen una buena porción de una exquisita tarta Tatin con nata. Se riega con vino de Burdeos, agua o caña y todo cuesta 10,90 euros. Este almuerzo sacia pero no es contundente y la digestión no es para nada pesada, lo que indica la calidad de los ingredientes.


Además, todos los días ofrece su fórmula del día, que consiste en un plato más bebida por 7,30 euros, que se reducen a 6,57 con bonofórmula.


La carta de especialidades francesas es amplia y variada. Podríamos destacar, a modo de ejemplo, la sopa de cebolla con queso gratinado, el confit de pato con mermelada de tomate y patatas asadas o la ratatouille con langostinos. También hacen quiches o tostadas de paté. Los sandwiches también tienen el toque de la buena cocina francesa, lo mismo que los aperitivos, que se pueden regar con Ricard, con cerveza y Picón o con champán. La ambientación sube los miércoles, de 21.00 a 23.00, en que se desarrollan tertulias sobre temas de actualidad, en francés, por supuesto.


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