Uno de sus embajadores de la patata de Chía es el cocinero Javier Matinero, propietario del restaurante El Trasiego, de Barbastro. Tanto su bisabuela como su abuela eran de Chía, lo que "carga de sentimientos este producto", y cuando estos emprendedores comenzaron a comercializar sus patatas, Matinero fue uno de los primeros en incluirlas entre los platos estrella de su cocina, convirtiendo en reina la croqueta de patata y trufa.

Y es que, a un precio razonable teniendo en cuenta sus métodos de elaboración (están a 1,30 euros el kilo en el mercado), según el cocinero "es una patata muy especial porque apenas tiene agua, es muy dura, y tiene una excelente calidad, especialmente para cocinarse frita o asada". Prueba de ello son sus huevos rotos con patatas y trufa, donde se sirven fritas, y destacan por su carnoso y tierno cuerpo, que contrasta con un crujiente exterior.

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