La importancia del nombre para ganar adeptos a las madejas

En los últimos años se ha impuesto la denominación de menuceles, ya que queda más suave e invita a acercarse y probar.

Jorge García, cocinero de la Cantina Borago.
La importancia del nombre para ganar adeptos a las madejas
Agencia Almozara

Al hablar de los productos del quinto cuarto, la denominación no es una cuestión menor. En Zaragoza, sobre todo, el término chichorrero y chichorrería es el que tradicionalmente se ha empleado para referirse a estos profesionales y al lugar donde se venden estos productos. Sin embargo, en estos negocios se ha impuesto la denominación de menuceles, ya que de alguna forma queda más suave e invita a acercarse y probar las madejas.


El nombre que no se emplea en Aragón es el de casquería, aunque en Madrid sí tiene mucho protagonismo. Pero la denominación, desde luego, no es la más apropiada para que las nuevas generaciones se acerquen a estos productos. Ya se sabe, cosas del márquetin.

Comprar y probar las madejas en sitios de confianza

Como ya ha quedado reseñado, una buena limpieza del intestino delgado del cordero es un requisito imprescindible para poder hablar de una buena madeja. El cocinero David Baldrich es un consumidor habitual y tiene muy claro que ya sea a la hora de comprar las madejas o de probarlas en un bar "lo fundamental es la confianza que tengas en esos establecimientos". "Para mí al menos –concluye–, tener esa garantía es imprescindible y solo las compro o las pruebas donde sé a ciencia cierta que las trabajan bien".


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