El olfato es el sentido más importante en el análisis organoléptico del vino. Educar y entrenar la nariz es un ejercicio recomendable y necesario para quienes quieren empezar a catar vinos de forma lúdica y pedagógica. De hecho, en muchas bodegas y en centros de interpretación y museos de consejos reguladores de las denominaciones de origen es habitual encontrar talleres de aromas para aprender a distinguir y memorizar los olores que luego encontramos en el vino.

La enoteca zaragozana Khantaros –San Vicente Paul, 21; teléfono 976 291 733– tiene en su catálogo de regalos un elegante estuche de madera noble con 18 aromas básicos numerados y muy estables en el tiempo, acompañados de una guía explicativa de introducción al análisis sensorial del vino, descripción de cada aroma y presencia en destacados vinos.

Los aromas que se esencian en pequeños frascos son: fresa, piña, lichi, pomelo, violeta, plátano, manzana, mora, mantequilla, cuero, almendra, nuez, vainilla, chocolate, café, miel, trufa y humo. Este producto ha sido utilizado en alguna ocasión por Moncloa para obsequiar a mandatarios extranjeros. Cuesta 96,60 euros, portes incluidos.

Ir al suplemento de gastronomía.