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Restaurante Marengo: degustar en pequeñas razones

La restauración busca nuevas fórmulas y este local es un ejemplo. La gastronomía se presenta de distintas formas y en diferentes formatos.

Alin Huza y Jorge García, en la sala del restaurante zaragozano Marengo
Restaurante Marengo: degustar en pequeñas razones

Marengo es mucho más que un restaurante. Tiene hasta tres zonas con ambientes distintos por las que poder transitar desde el primer café de la mañana hasta la última copa de la noche. También cuenta con una tienda gourmet donde adquirir algunos de los productos que se pueden degustar y, en general, la sensación en su interior es la de uno de esos locales donde apetece estar, que se va transformando a lo largo del día y que acoge a una clientela muy variada.


Igualmente lo es la oferta gastronómica, que se configura como una mezcla de muchas cosas. No da miedo acudir a la carta. Prácticamente no hay ningún plato que supere los 6 euros, lo que ya sugiere que se puede comer de una forma diferente. Está estructurada como una carta clásica con sus ensaladas, entrantes en forma de raciones, tapas y tostadas; carnes, pescados y postres. Pero el formato es más pequeño, para poder probar, por ejemplo, tres cosas y hacerte tu propio menú degustación, o para compartir varios entrantes y terminar con una carne o un pescado. De esta forma se pueden elegir varios platos y el precio difícilmente supera los 20 euros.


Las presentaciones son muy visuales, se nota que en la cocina buscan que el cliente, además de sentirse satisfecho por lo que ha comido, se sorprenda. Es una cocina mediterránea, en algunos casos bastante elaborada. Por ejemplo, lleva mucho trabajo previo el taco de ternasco en su jugo de romero (5,95 euros), que en distintas capas, como si fuera una lasaña, se presenta totalmente deshuesado y cocinado a baja temperatura, listo para cortar y marcar antes de presentarlo a la mesa. Se apuesta también por algunos guiños internacionales como el wok de pollo marinado con fideo de arroz y picante (4,95 euros), una tagliatelle de sepia o una espectacular 'foundeu' de quesos que aparece en el interior de un pan horneado al que se le ha quitado la miga.


En cuanto a las raciones, se puede optar por el clasicismo de unos huevos rotos que en la cocina de Marengo se transforman en un saquito de patata costrada, huevo trufado y virutas de jamón (4,95 euros). En esta versión, las láminas de patata están confitadas y, en su interior, los huevos cocidos a baja temperatura, el aceite trufado y el jamón. Una fritura fuerte y corta, y a la mesa, como si fuera una burbuja de patata frita crujiente con sorpresa dentro.


Menú

Del menú del día (12,95 euros) casi se podría decir lo mismo. Las presentaciones son casi de carta, muy visuales de nuevo, con ganas de sorprender y a un precio muy, pero que muy ajustado. Esta semana, por ejemplo, se podía probar un tartar de salmón con yogur de eneldo; ensalada de queso fresco, manzana y nueces; corte de manitas y boletus con toffe de cebolla; tournedó de ternera a la parrilla con patata rota y mojo verde o bacalao mechado con calabacín, jengibre y pil-pil. Y todo ello se completa con la posibilidad de decantarse por un menú degustación que irá cambiando con la llegada de nuevos productos de temporada (este mes se puede probar el de setas), con una barra enorme y bien surtida de tapas y con la idea de darle un buen ambiente a la noche con la presencia de un DJ acompañando la primera copa.


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