Restaurantes temáticos

Cenas insólitas más allá de las despedidas de soltero

Volver a los años 80, que un vampiro nos sirva la comida o convertir la velada en una gimkana es posible en algunos restaurantes.

En el restaurante de Eduardo Marín los camareros no solo sirven la cena
Cenas insólitas más allá de las despedidas de soltero
LA POSADA MALDITA

No descuidan la oferta culinaria, pero tampoco se limitan a ella: los restaurantes temáticos ponen a vampiros a servir las mesas, decoran los salones como si de una villa medieval se tratara o proponen enigmas a sus comensales con tal de ofrecer insólitas experiencias, aptas para cualquier ocasión.


Según algunos responsables de este tipo de restaurantes, cada vez son más las personas que se acercan a estas propuestas, bien huyendo de las manidas despedidas de soltero con elementos eróticos o bien en busca de una experiencia diferente en compañía de un grupo de amigos y hasta en pareja.


Eduardo Marín regenta desde hace siete años "La Posada Maldita", un "terrorífico" restaurante en Cerdanyola del Vallés (Barcelona) que propone "una animación mesa a mesa, con un hilo argumental, pero cargada de improvisación" para que cada cena resulte diferente.


Un "maitre" enterrador, una novia cadáver y unos monjes-zombie, entre otros inquietantes personajes, amenizan una velada repleta de sobresaltos hasta para ir al cuarto de baño: para conseguirlo hay que armarse de valor y atravesar un túnel del terror.


La comida no es temática, "pero nos esforzamos en que sea de calidad; al contrario que en otros restaurantes de terror no recurrimos a un catering, la hacemos nosotros con productos de temporada", ha explicado Marín.


La crisis ha afectado al negocio, no solo porque "ahora cuesta más llenar", ha dicho Marín, sino también porque las reservas para grupos numerosos han dado paso a las cenas de parejas que prefieren probar de antemano la experiencia antes de convencer a sus amigos de que se apunten a disfrutarlo.


María Ramos es la responsable de "Enigmatium", un restaurante que incorpora enigmas y acertijos a su oferta gastronómica, hasta el punto de que los comensales ni siquiera conocen la localización exacta del establecimiento y tienen que encontrarlo siguiendo una serie de pistas.


"El público varía según la temporada", ha comentado Ramos: si la primavera y el verano siguen siendo copados por las despedidas de soltero, en otoño e invierno son muchas las empresas que se decantan por esta propuesta, "cansados de las mismas cenas de siempre y para que los empleados vivan una experiencia distinta".


Gimkanas, juegos de ingenio, humor y magia completan la propuesta de "Enigmatium", un local en el que están prohibidos los móviles y los relojes "para que la gente se olvide de los problemas del día a día", ha relatado la regente del local sobre esta propuesta que surgió en 2008 "ante la demanda de cenas originales y no eróticas".


Jonathan Sánchez, responsable del restaurante de ambiente medieval "La Corte" en Fuenlabrada (Madrid), ha explicado que ellos aportan la temática, con un local decorado con gárgolas, un menú diseñado "para comer con las manos", luz tenue y vajilla de arcilla, pero son los propios clientes "los que deciden ir disfrazados".


La fantasía de participar en un banquete del medievo se completa con un espectáculo que incluye malabares con sillas, fuego y espadas, un espectáculo para todos los públicos que, según Sánchez, congrega cada fin de semana en el local "desde jóvenes hasta familias".


Las propuestas nostálgicas también están de moda y si el restaurante-karaoke "Mamma Mía" es ya un veterano de las cenas temáticas, el local "Animatiko", con más de 12 años de experiencia y un completo equipo de luz y sonido que incluye cinco pantallas gigantes, ha incorporado esta temporada el espectáculo "Retrovisión".


"Retrovisión" traslada a los comensales a la televisión de los años 80 no solo a través de los extractos de programas y series que se van emitiendo durante la cena, sino también a través de la decoración que convierte a los asistentes en protagonistas de un programa de la tele.


Interactuar con otros comensales, colaborar con los organizadores y, en definitiva, estar dispuesto a conocer gente es uno de los ingredientes comunes de estos restaurantes temáticos no aptos para aburridos