Economía

Agricultores de Gallur se sienten discriminados ante la falta de acciones para evitar riadas

DEMANDAN SOLUCIONES A LAS AVENIDAS DEL EBRO

Los agricultores de Gallur han mostrado su impotencia ante las continuas riadas del Ebro, que anegan anualmente cientos de hectáreas en este término municipal y han denunciado que se sienten especialmente discriminados y abandonados por las instituciones públicas en este asunto.

Los agricultores de Gallur han mostrado su impotencia ante las continuas riadas del Ebro, que anegan anualmente cientos de hectáreas en este término municipal y han denunciado que se sienten especialmente discriminados y abandonados por las instituciones públicas en este asunto.


Representantes de la junta de la Comunidad de Regantes de Gallur y de la Cooperativa Agraria San Pedro de Gallur han comparecido ante la Comisión de Peticiones y Derechos Humanos de las Cortes de Aragón para presentar el informe sobre los problemas originados en su municipio por las avenidas del Ebro y la situación actual.


José Enrique Cuartero, de la junta de la Comunidad de Regantes, ha lamentado que las riadas se sucedan, "año tras año", y que sólo sirvan "para que los políticos se hagan la foto sin poner solución al problema", motivo por el que ha declarado que en el pueblo están "hartos" de la situación.


Mientras otros pueblos de la ribera del Ebro, aguas arriba y aguas abajo de Gallur, han construido motas para proteger no sólo los cascos urbanos, sino también los campos, en Gallur las administraciones implicadas no conceden estas autorizaciones.


De esta manera, el municipio, según Cuartero, se convierte en el "escape natural" del agua tras haber sido encajonada por protecciones y puentes construidos en otras localidades, algunas de las cuales, ha dudado, ni siquiera están autorizadas y controladas.


Ha considerado que a Gallur no se le ofrece esta posibilidad porque una mota en este lugar afectaría al río a su paso por Zaragoza.


Además, ha dicho que el cauce está muy sucio y que hay islas de grava, con maleza, que ocupan decenas de hectáreas de extensión, interfiriendo en el curso natural del río.

Falta un plan de limpieza del cauce

Por eso, Cuartero ha exigido un plan exhaustivo de limpieza del cauce porque el río conlleva gestión y limpieza.


También ha considerado que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), como entidad competente, debería de formalizar un seguro de responsabilidad civil a terceros por estas riadas, ya que el seguro agrario que los agricultores suscriben no cubre gran parte de las afecciones que ocasionan estas riadas.


Por parte de los grupos parlamentarios, la socialista Cristina Vera ha reconocido que es necesario limpiar del Ebro pero ha dicho, no obstante, que la CHE ha avanzado considerablemente en las medidas para evitar los efectos de las avenidas, como la construcción de motas, la mejora de la permeabilidad de los puentes o la creación de zonas de inundación.

Por el PP, Joaquín Salvo ha estimado que lo más grave es que se trata de un hecho "reincidente" y ha reclamado "estructuras de regulación aguas arriba que permitan hacer un efecto tampón", así como que se haga "más grande y menos difícil para la circulación del agua el cauce del río" mediante tareas de limpieza y elevación controlada de motas y defensas en esta zona, que sufre, ha reconocido, un "agravio comparativo".


La diputada del PAR Ana de Salas ha defendido la actuación del Gobierno de Aragón en la medida de sus competencias y ha reclamado una mayor celeridad en sus actuaciones a la Administración central.


Bizén Fuster (CHA) ha apuntado que en este caso falta "actuación política", ha reconocido que el caso de Gallur es "especial" porque funciona como área de inundación descontrolada y ha reclamado el cumplimiento de los acuerdos unánimes de las Cortes al respecto, que pedían la limpieza y el mantenimiento de un río que, ha dicho, "está lleno de porquería".


Finalmente, Adolfo Barrena, de IU, se ha mostrado en contra de un dragado total del río pero ha reconocido que hay suciedad y elementos que no deberían y que deben limpiarse, garantizando que el Ebro "sigue siendo un río, y no un canal".

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