Cómo afecta la Bolsa de Chicago y la guerra de Ucrania a los precios del cereal aragonés

El convulso y globalizado mercado cerealista mundial tiene mucho que ver con las decisiones que se toman en los contratos de futuros que se negocian en el parqué estadounidense y de la evolución de los conflictos geopolíticos

Los precios del cereal dependen de los contratos de futuros que se negocian en la Bolsa de Chicago.
Los precios del cereal dependen de los contratos de futuros que se negocian en la Bolsa de Chicago.
Heraldo

Aún no han comenzado a cosechar y los cerealistas ya están preocupados con el destino que tendrá su nueva producción. Y, por supuesto, cuál será el precio al que podrán venderla. Eso, si pueden hacerlo, advierte el secretario provincial de UAGA en Zaragoza, José Antonio Miguel. "Aún tenemos grano del poco que cogimos el año pasado y nos vemos negros para venderlo porque hay contratos de compra de cereal importado de Ucrania hasta diciembre de este año", explica.

No está en manos de los agricultores lo que suceda con las cotizaciones del cereal. Son decisiones ("muy especulativas" como critican los representantes del sector) que se toman a 6.500 kilómetros de distancia de España, en la Bolsa de Chicago y dependen tanto de los vaivenes de una producción totalmente globalizada y condicionada por los caprichos del clima, como de factores geoestratégicos tan ajenos a la actividad agraria como la guerra en Ucrania.

La invasión de Rusia en el considerado como ‘granero de Europa’ en febrero de 2022 hizo que Bruselas decidiera abrir, aún más, las puertas de su mercado a los cereales ucranianos, que comenzaron a llegar en el verano de 2022 sin ningún tipo de arancel, provocando lo que los expertos han llamado ‘reventón’ en la política de precios. Un pacto, que a pesar del desacuerdo y las duras críticas vertidas por los agricultores del viejo continente, especialmente de los países del Este, se prolongará, de momento, hasta el 5 de junio de 2025.

"A los operadores se les ha ido de las manos la situación creada con las importaciones de Ucrania, porque es un producto de mejor calidad que el nuestro ya que la pasada campaña fue muy mala y para hacer pienso tiene menos rendimiento, y lo que han hecho es comprar todo lo de fuera y dejar sin mercado lo de dentro", critica Miguel, que advierte que con lo que hay contratado "por lo menos los primeros meses de la próxima campaña van a ser malos en comercialización". De hecho, si bien las importaciones de cereal en España aumentaron el pasado año un 23,6% por la desastrosa cosecha que dejo la sequía, la entrada de grano ucraniano se incrementó en un 76,9%.

En las cotizaciones de la Bolsa de Chicago, en la que se negocian los contratos de futuros de este ‘commoditie’, no solo se ven reflejadas la evolución de los conflictos geopolíticos. También la meteorología, o mejor dicho, sus previsiones. Porque de la llegada de una borrasca en una parte del mundo o la presencia de una extrema sequía en el otro lado del planeta dependerá el resultado de la producción más importante a nivel mundial, no solo por las enormes extensiones que los cereales ocupan sino porque de ellos depende, en mayor o menor grado, la alimentación de la totalidad de la población de todo el mundo.

La conjunción de todos estos factores es lo que provoca la montaña rusa en la que se encuentras los precios de los cereales. Unas cotizaciones "demasiado bajas", señala el representante de UAGA para cubrir los costes de una siembra, que, a pesar de la bajada de los precios de las materias primas, "ha sido de nuevo muy cara", señala Miguel.

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