economía
De la era de los jamones a la de los calcetines: regalos de empresa sin incumplir los códigos éticos
En estas fechas algunas compañías envían detalles a sus clientes y proveedores que si no se limita su valor pueden ponerles en riesgo de tener algún problema legal.
Los regalos de empresa han ido evolucionando en los últimos años hacia detalles con los que transmitir los valores de la compañía. En las épocas de bonanza económica la Navidad era un periodo en el que a veces se competía por agasajar a clientes y proveedores con obsequios incluso de lujo. Las sucesivas crisis económicas y la extensión de los códigos éticos que regulan si se pueden aceptar o no regalos y de qué cuantía han extendido la tendencia a ir reduciendo los presentes, aunque siempre hay formas de eludir la ley.
"Empresas y directivos cada vez están más sensibilizados del riesgo que puede generar hacer un regalo superior a determinado importe porque se puede considerar un intento de corrupción", alerta Daniel Chóliz, abogado del departamento de Compliance de la consultora Deloitte Legal. Los casos de corrupción política de las últimas décadas destaparon regalos a políticos o funcionarios, no solo en Navidades, desde trajes a bolsos o relojes de lujo que terminaron en los tribunales por considerarse sobornos.
No admitir regalos o fijar una cuantía máxima
"A partir de 2010 la empresas por efecto del 'compliance' puede ser responsable de lo que hagan sus trabajadores, por lo que se empieza a poner más atención en los regalos como los de Navidad, para que se pueda evitar entender como intento de corrupción", explica el abogado. 'Compliance' significa 'cumplimiento', por lo que la figura del experto en estos temas en la empresa consiste en vigilar que esta y sus empleados cumplan la normativa en todo tipo de ámbitos, también en lo referente a las dádivas.
"Los propios códigos éticos son los primeros que fijan criterios concretos", explica, aunque las empresas tienen libertad para establecer los límites. "Hay empresas, las más radicales que no admiten ningún tipo de regalo, ni dar ni recibir. Lo normal es que se admita en ocasiones especiales, pero cada empresa es libre de fijar el umbral", detalla. En estos casos se suele establecer un valor máximo del regalo y un procedimiento si aceptan uno de un importe superior para pedir autorización a su empresa. El abogado entiende que a la hora de aprobar un límite, "hasta 150 y 200 euros es un importe razonable".
A la hora de orientar a las empresas que se planteen regular estos casos apunta que el regalo debe tener un valor simbólico, carácter promocional, por ejemplo, que incluya el logotipo de la empresa, y con una cuantía con unos límites "razonables". La dificultad viene a la hora de concretar por producto. Así, una botella de vino o un licor puede abarcar una horquilla de precios muy amplia que puede hacer que en unos casos se quede muy por encima de los límites planteados y en otros, no.
Chóliz reconoce que aunque el envío del regalo se haga con buena intención, sin esperar nada a cambio, "se puede generar un riesgo de corrupción, que se interprete como tal, que puede salpicar a la empresa", alerta.
Una de las vías tradicionales de eludir el cumplimiento de estos códigos ha venido siendo enviar los obsequios directamente al domicilio del empleado, de ahí que haya empresas que prohiban expresamente esta práctica.
Del adiós a los palos de selfie a la llegada de las tarjetas regalo
En el campo de los detalles de menor importe, los incluidos dentro del 'marketing' promocional, empresas como la aragonesa Garrampa han recibido este año muchos pedidos de mochilas, botellas de agua, tazas, bolígrados y adornos navideños personalizados. "Ahora se hacen muchos 'Welcome pack' (lotes de bienvenida) cuando entra un empleado nuevo en la empresa y también para Navidad o algún aniversario", cuenta Juan Sanz, socio y director Marketing. "La típica cesta de Navidad o aguinaldo no puede faltar. En España es algo como obligatorio", reconoce.
En cuanto a las tendencias, Sanz afirma que "las empresas cuando piden cosas quieren transmitir sus valores, así que ahora todo lo que tiene que ver con ser sostenible tiene mucho tirón". De ahí que se hayan incorporado las botellas para reducir el uso de plástico, por ejemplo. A ello se unen productos de comercio justo y la personalización en prendas textiles.
Las modas influyen en los catálogos de las empresas del sector y el avance de la tecnología termina por deshechar objetos. "El USB casi ha desaparecido por la tendencia a almacenar ahora todo en la nube y también el palo de selfie, que tuvo su momento", pone como ejemplos Sanz. Por contra, comienzan a solicitarse tarjetas de regalo digitales, que basta con enviar por correo electrónico, después de haberlas elegido en plataformas que permiten optar entre un amplio número de establecimientos para gastarlas. El importe suele rondar los 50 ó 100 euros. "La empresa facilita el acceso al cliente y este elige qué tipo de tarjeta quiere gastar", explica sobre su funcionamiento.
Mensajes originales y otros con sentido del humor
Desde la agencia de comunicación zaragozana Ideasamares añaden que "todo lo que sea personalizar, triunfa". A la hora de asesorar a sus clientes para elegir un regalo les plantean "qué representa mejor tu filosofía", indica Mercedes Ventura, una de sus fundadoras. Se suele buscar además que sea un objeto "bonito y cómodo". A valores como la sostenibilidad se unen otros como optar por artículos elaborados por colectivos sociales, lo que aporta más valor a los regalos.
La propia agencia suele enviar a sus colaboradores y clientes una "felicitación navideña personalizada, a veces con un accesorio como piezas para el árbol de Navidad, marcapáginas, barquitos de papel, todo jugando con nuestro nombre", detalla. El objetivo es agradecer el trabajo conjunto durante el año y como regalo más "emocional", intentan "que lo que hagamos tenga un poso distinto, algo tangible en un mundo digital", añade. Este año ha sido especial porque ella y socia, María Jesús Serrano, han cumplido 15 años de andadura y han elegido una estrella de mar en cerámica, en una caja con arena, hecha por la Fundación CEDES, entidad social que trabaja por los derechos, la igualdad de oportunidades, inclusión, y participación activa en la sociedad de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo.
Otra empresa que celebraba su aniversario, en este caso 25 años, ha sido Línea Diseño, especialistas en tirar de la creatividad en sus detalles de Navidad, que siempre derrochan humor. En sus bodas de plata, la empresa de diseño industrial ha decidido repetir uno de los mejor recibidos por sus clientes y colaboradores, lanzando una "nueva hornada" de calcetines. En un sobrio negro, rojo y gris cuentan con el logo de su aniversario para "empezar el año con buen pie" y "darte una vuelta este 2024".
Al sentido del humor suelen echar mano también asociaciones como la de asesores fiscales AEDAF. "Siempre elegimos detalles, nada que tenga un valor objetivo alto para que nadie se sienta incómodo", aclara María José del Hoyo, directora de Marketing y Comunicación de la organización. De ahí que considere que "ha sido buena" la reducción de regalos que se ha ido produciendo por las crisis económicas desde la de 2008, que fue un "primer toque de atención", asegura, y después la extensión de los códigos éticos por los que "no podías regalar ni aceptar porque tu independencia se podía ver cuando menos sesgada".
En su caso, buscan "originalidad y que sea práctico, que no sea algo que te dejas olvidada en un cajón". Al regalo añaden una tarjeta firmada a mano en papel porque "es como un toque de deferencia y de tratamiento personal hacia una persona con la que has compartido un año de trabajo. El año pasado regalaron un delantal para poner las "manos en la masa", otro un cargador inalámbrico para "cargarse las pilas" y este un gorro para "aguantar los chaparrones" que pueda traer 2024.
